LUKE nº 181 noviembre-diciembre 2017

Enrique Gutiérrez Ordorika

Escrito en agua

Hay una leyenda apócrifa que dice que de las venganzas de los dioses proceden los héroes y de los hijos humanos de éstos todas las tragedias ...

focos
Foto: ©ardiluzu

En el fondo de las empresas unánimes
está la desenfocada silueta de una torre vacía.

Erri De Luca (Rarezas de la providencia)

Crisálida

En las amarillentas páginas del diario de Lucrecio se esculpe un salmo al valor, para oponer a los pusilánimes a los que el dolor devora en inmóvil cobardía. Una mujer, de amor no correspondido, sintiéndose aludida, escribe una última carta que encierra un brindis silencioso: Las palabras que deshojó el tibio apretón de manos no tuvieron valor para ser abrazo y ahora en mi mejilla arde el beso de Judas.
La penumbra se apodera de las horas de la tarde; y el abandono, inquieto, expande su lascivo horror ante el teclear de los dedos. El sobre contiene un relato de seres en huida perpetua, que maldicen el no vivir dos veces... Aunque solamente fuera como efímera mariposa nocturna, para hacer verdad el soñado chasquido de los besos.

Konstantino

El efebo bosteza de aburrimiento entre las huellas de la saliva seca de una noche de amoríos lujuriosos y, olvidado de lo efímero, se ensueña en la pereza del miedo de Aqueronte y la placidez del abandono, mientras un griego, originario de Estambul, habla de Aristomanes, hijo de Menelao, para ahogar las visiones eróticas que fluyen en su interior.

Romanticismo

"Aquí yace Uno cuyo nombre fue escrito en agua".
El escribiente no era del agrado de Neptuno y el poderoso se cobró venganza en la segunda tentativa.
Hay una leyenda apócrifa que dice que de las venganzas de los dioses proceden los héroes y de los hijos humanos de éstos todas las tragedias: amores homicidas que acarrean los alientos que ayudan a perdurar las pasiones que se marchitan.

Comedia

Una Beatriz engalanada con perfumes de los Borgia hace de faro del arrecife en el que encallan los veleros que capitanea el holandés errante. Bocaccio es el marinero que zurce sus velas, Petrarca el vigía que vigila los escollos, Dante el timonel que lleva a la perdición a las tripulaciones de esos navíos.