LUKE nº 181 noviembre-diciembre 2017

Miguel Ángel Curiel

Poemas

miguel angel curiel

El cardo bajo el cielo es como yo, y yo no soy como yo. Sólo puedo estrujar el sol de noche. Latigazos en el suelo. El latinajo abre la tierra como nunca se abrió. Estoy en una silla [como] perdido en el mundo. Nadie está perdido en el mundo. Caracol vacío ¿sabes? del revés ¿Dónde es allí? Cura el limaco hasta pegar líneas. Ha escrito muy despacio su yo. El poema blando cruje al pisarlo. pero el poema limpio es paloma huesuda, negra por fuera, dada la vuelta como un guante, y el poema cada vez más limpio y sucio en el chorro. –Me pegué al muro, tenía miedo y me pegué al blanco. Había un charco de mi, una nube de mi, y un aro muy caliente en el aire. ¿Cómo era pasar la mano por la aro? Todo ausente en el aro redondo para hablar, y la sombra del aro ovalada, desierta como signo bladeado, o una ascensión de ovejas- Cambio la vérité por la verdad, el sol por el soleil. Que mal se refleja la ira en la ira, o los chopos que se queman en los enfermos. Todos los sombrajos hechos para salvar el día, enramadas de odio y trabar así la luz a la muerte. Enramar para no ser uno en otro. Mira el palo, es más largo en la luz. El sol cortado en dos en la leche de la noche. La barrera de cañas contra el aire. En un poema es imposible soñar, está avivado, raviver la pista falsa que da la vida. Ahora la fotografía debería deshacer esta imagen o conjunto de imágenes. Ciegos en el cenit a tientas entre árboles y muros blancos van. El amor es amarillo. Orina azul en el polvo de la muerte, en las zarzas de las ciudades. Era lo que me comprometía con ellos. Incendiado el amen, la palabra que resume el mundo, se cierra una puerta frente al mar. Un marco de puerta para el viento negro. Rodeas la puerta, todo está abierto. El ruido de la puerta me aparta del poema. ¿Verán la puerta? Los perros entran en el solárium. Nadie duerme en un poema/ Dale un beso a la nada/ El tiempo da vueltas alrededor de la muerta/ Un ojo detrás de mi/ Nunca podré ver ese ojo/ Se cierra como una noche en otra/ Palomas posadas en el mar/ Entro con miedo en una luz negra/Estrujo la maldad, la bola de yeso negro llena de polvo/ Encaro esta cuesta que sube al sol/ Se ve todo en el pozo/ Celentéreos o aguasmalas/ Ácido de noches espesas en el fango de las campanas/ Ese árbol no vale para esto, lo chupo con su otoño/Debajo de la luz me quema la mano/ Justo en la línea de todos los ángulos dientes de león/ Se plisan las líneas de vida en la noche.

(Radiaciones)

De hiedra a hiedra
va el mimus.
Ya sé porque es así el negro.
A tientas en él
nadie suspira o miente.
Entro en el negro
para salir de mi.
Quien me guía tose.

Si lo que se afila es esto, la laja,
el poema hacia un él
que nada allí.
Es una lucecita azul,
pestañea.
Puedes ir hacia ella
en un al revés de ti.
El ciprés se hundió.
Volvió a salir.
El sol lo sacó al mundo,
y yo allí.

De los treceavos
sale la flor.
Animus.

Salen del hielo.
Pocas.
Algunas por sí solas.
Sale de ella misma.
No huele para sí.
Dura poco
y se abre a la nada.
(para que él
elija su lección
de miedo)

(Animus)

“No juegues con las profundidades de otro”
Ludwig Wittgenstein
“Un largo puente/si lo cruzo/estaré en mi aldea natal.”
Nishiguchi Sachiko

Llanura para la expiación, la niebla rodea la casa, el barro al chopo, montículos de arena de los que sale mala hierba, charca quieta. Al solar antiguo le faltan los cipreses azules [poema vacío, vives más en el que en ti] la luz envuelve las cosas, hace que ardan por separado. Nos odia el sol. Nubes que lamen el fondo -su propio barro- con forma de perro, un gran pájaro azul se cae a trozos, Schrott. El buen poema rezuma y miente como este campo húmedo. De un hueso a veces sale una flor negra [putrefacción de los álamos] un reguero de agua une soles negros y se lleva el mal. Ornitosis y psitacosis. Tu miedo es como el mío, hay un mimulus en tu frente. Si nieva sólo veo ceniza, pérola, ostra, gegen Licht, el poema se tensa hasta romperse, Sheishi contra Bascho. En la rama cortada se abren yemas azules, tief unten läst das Mühlrad, herz un Hirn erschauern. En los cardos estrujo el sol, manas así de mi, la vida me ha dado un poema agrio y yo le doy este. Lo vi en la cebolla de la que sale el álamo del miedo. Un pájaro golpeándose en las paredes negras de una casa en el aire; abierta como una flor muy grande se cerró a las otras que chillaban con alas azules. Si los montes se mueven, también el sol, un poco, lo suficiente para no morirse hoy. Ya sabes entrar en la luz negra por el ojo del ángel amarillo y salir de él por el pequeño pueblo que se defiende con sus ojos blancos. Hay que subir hasta el sol por una escalera de barro y luego bajar por el camino al río. Entre las raíces de calvinas flores como la silene tormentosa o las anomías con su azul perfecto. Ahora soy como un ciego que se quita espinas, y se las quita a los otros, la fila llega hasta el Saint-Victoire. Me he quemado la mano en el sol frío del agua, en el sol que brilla en el cubo de agua.

Se está apagando el mundo.

(Chatarra)

“Lo que el saber no sabe es lo que ocurre. Eso ocurre.
[arrive]”
“Un ver à soie”

Jacques Derrida

Se trataba de cambiar
en pañoleta un poema.
Retoño de brezo
en rama de acebuche.
Cólquico que sale de la frente.
Luz pura
con la que me purgo
junto a la acacia seca
que abraza el polvo.
La muerte me pone
otro nombre
sólo por anillar aves
al prolijo
amor a la beldad,
hasta que por su boca
entra el mundo
y el sol sin miedo.
De lo roto sale agua.
En unos días
habrá aquí
mucha hierba
y una alegría
que no sé
de donde sale.
Nom redire,
non lugere
neque destestari
le digo
a un ángel sin boca
entre negros
amarillos.
En los moluscos
es como se hiere
a sí mismo
lo duro
en lo blando.

(Pañoleta)

BIOGRAFÍA

Miguel Ángel Curiel, poeta español, 31 de marzo de 1966 Korbach Valdeck, Alemania. En al año 2000 obtiene con el EL VERANO el accésit del premio Adonais de poesía. Durante 2009 y 2010 vivió en Roma, en la Academia de España, al serle otorgada la beca Valle-Inclán de escritura creativa. En 2013 reunió sus últimos diez años de escritura poética en EL AGUA, volumen donde se recogen los libros POR EFECTO DE LAS AGUAS, LOS SUMERGIDOS y HACER HIELO. Desde 2009 escribe a modo de diario poético fragmentado Las LUMINARIAS (LUMINARIAS, cuaderno de Roma, y LUMINARIAS I, 2010-2015 (libro de las botellas) todos ellos en la colección Fragmentaria, editorial Amargord, Madrid. Sus poemarios más recientes son ASTILLAS, editorial Calambur, Madrid 2013, y el NADADOR, Mérida 2016, Editorial Regional de Extremadura. Su último libro es FABRICA DE LA SEDA con ilustraciones de Juan Carlos Mestre, Universidad de Bari, Italia, en edición bilingüe (castellano-italiano) y MANACIONES, colección C` editorial Amargord.