nº 183: marzo-abril 2018

Barras y estrellas

Enrique Gutiérrez Ordorika

vestibulo Artium Foto: ©ardiluzu
Dibujo sobre foto del vestíbulo del Artium Museoa

“Dame su bandera y sus ojos.
Dame su duro caparazón y su labio.
Él es mi mal y mi manzana y
lo acompañaré a casa”
.
Anne Sexton (The Book of Folly)

Angel of hope and Calendars

Hay una cruz de fuego sobre la colina y crines de oro rozando la almohada en la que el bostezo interrumpe los redobles de los tambores que suenan sobre el campo de Gettisburg. Francis Ford Coppola recrimina al regidor que ha hecho sonar su plaqueta, cuando el general Lee daba la orden de disparar contra el espantapájaros, y jura que no filmará otra secuencia que trate de Vietnam. Mary lleva cintas negras y medias azules. Ha reservado el último baile para el hijo del dependiente de la tienda de electrodomésticos. Tiene pies pesados y vocabulario de siete palabras, pero es hábil desabrochando precintos. ¡Absalón, Absalón! Vendrá el catorceavo apóstol y nos contará la verdad. ¿Por qué el amor no nos corresponde? Dicen que Woody Allen va a rodar una biografía de los Rosemberg y busca actrices tetonas para sentar en la silla eléctrica. What you ask is against regulations… Who are you... Dijiste que nos volveríamos a ver y aún te aguardamos, Dalton Trumbo. ¿A ti también te cortaron los brazos en la tierra de los libres y en la patria de los valientes? Kareen, Kareen, Kareen... Cuantas cosas se pueden obviar solamente con un nombre de mujer.... Hijastros de Malcom X asistirán como manadas de perros callejeros a los oficios y preguntarán por Bod Dylan y Leonard Cohen. Sentados en el último banco de la capilla, oirán decepcionados el sermón del presbítero. El FBI continúa tomándole huellas dactilares al cadáver... Y Tom Joad sigue viaje hacia la caliente California. Aunque hace una eternidad que abandonó la gris Oklahoma con su camión rojo.

U.S. Army

De las liendres salen piojos y hace siglos que ya no florecen lirios en el jardín. Abres el frigorífico y comienzan los abismos. El domingo por la tarde se pasa revista a las latas de cerveza. Si plagiáramos al general Samuel R. Curtis, no desearíamos la paz hasta hacer sufrir más a los indios. ¡Vas a dormir de una vez a ese niño...! Sobre el monitor se eleva profética una voz que anuncia tiempos mejores. El discurso del candidato a Senador vuelve a proclamar el levantamiento de la veda del Arapahoe, doscientos años después de que muriera en Sand Creek el último guerrero de Pequeño Cuervo.

“New York School”

“Pase lo que pase, lo correcto es largarse”. Las palabras de James Joyce resuenan sobre el mostrador de la taberna en la que los peregrinos de la noche han concluido su enésima pelea. Ni siquiera el tiempo sale vencedor de los combates del desamor. La belleza también resulta un espejismo efímero. En la portada del libro que permanece cerrado sobre la mesa, Edwin Denby descansa sobre el tejado desnudo de un edificio de West 21st Street. Edwin Denby era aquel poeta que escribía criticas de danza y ponía letras a las fotografías neoyorkinas de Rudolf Burkhardt. ¿Me volveré un despilfarrador si fuera rubio? Edwin pertenecía a la escuela de la Gran Manzana como Frank O´Hara. Y a los que no entienden lo que se escribe, incluso después de haberlo releído dos o tres veces, William Faulkner les recomienda que lo lean una cuarta vez más. Yo doy un sorbo a una taza de café humeante que termina cubriendo con una densa niebla el resto de la escena. El Tilo es un bonito nombre para una taberna. Ese es el único hilo suelto que el escribiente dejó para los adivinadores. El resto es todo futuro y sólo puede leerse en bola de cristal.

Hope

La esperanza también estaba depositada en el porvenir apenas unos minutos antes de las 11:01 horas de aquella mañana de un 9 de agosto en la ciudad de Nagasaki.

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ISSN: 1578-8644

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