nº 184: mayo-junio 2018

Poemas

Monserrat Villar

vida incompleta

BIOGRAFÍA

montse-villar

Cortegada de Baños, Ourense, 1969. Profesora-poeta y traductora, aprendiz de los diferentes oficios de los que alimenta cuerpo y alma. Licenciada en Filología Hispánica y Filología Portuguesa, Máster E.L.E., actualmente trabaja en su tesis doctoral.

Además de diferentes manuales didácticos y traducciones de poesía portuguesa y brasileira, ha publicado varios poemarios y participado en diferentes revistas, encuentros y recitales poéticos en diferentes países. Comprometida con la cultura y la igualdad, organiza y promueve actos culturales y solidarios de diferente índole.

POÉTICA:

Escribir es, a mi humilde entender, comunicar una visión del mundo propio e íntimo que crece en las entrañas, es comunicar aquello que los ojos observan cuando el poeta camina en este mundo de todos. Un mundo que se necesita absorber y ordenar y que a través de la poesía se puede expresar de manera esencial, clara, sincera, honesta, sin miedo al qué dirán o quién dirá. Y es en esa intimidad en la que el poeta se encuentra a sí mismo, e intenta comunicar la belleza o la muerte que la vida le muestra. El otro, puede irritarse, enfadarse, sentirse solidario, empatizar, lo importante es que sienta. La poesía debe partir de nuestras entrañas para llegar a las de los demás, la impasividad es inexistencia, no debe ser un lujo cultural de los neutrales. La poesía existe porque existe todo aquello que nos diferencia del resto de los seres vivos: la capacidad de sentir, valorar, decidir,…en cada instante, la capacidad de creer y crear un mundo simbólico que nos separa y, al mismo tiempo nos acerca a nuestro propio mundo, capacidad del ser humano de crear arte en cualquiera de sus expresiones. Porque ser poeta, como escribe Flor Espanca: “É morder como quem beija!” Es luchar en una guerrilla con las palabras como única arma, para conseguir que en los demás crezca una revolución: sentir, sentir, sentir. Y si sabemos que no estamos muertos, sobrevivirnos a este dolor, salvar el abismo y sobrevivir. Es muerte y resurrección, igual que la vida: es gozo y dolor. Es, en definitiva, la única resistencia al espanto, ese espanto que, a veces, es la propia vida. Escribir, para mí, cada vez más, se convierte en un intento de golpear los ojos y las conciencias de los otros para que observen el mundo a su alrededor e intenten ser un poco más humanos. Yo soy y yo escribo porque el mundo necesita ser visibilizado.

El dolor no desemboca
(Con dos poemas de Lorca, por todos los refugiados
que viven en tierra de nadie)

Cada niña que murió en un pozo
se ha perdido en un océano infinito
de cadáveres olvidados.

¡El dolor no desemboca!

Cada noche las barcazas
muerden lo oscuro
esperando abrazar arena.

¡El dolor no desemboca!

Cada mañana los supervivientes
esperan el inútil sueño
de volver a sentirse humanos.
¡El dolor no desemboca!

Cuando los regresan al mar
sus bocas piden a gritos

¡dejadme en este campo llorando!


HOY

Hoy, el tiempo
se me ha amontonado en los ojos
y los párpados
se han cerrado a su paso.

El dolor, casi imperceptible a estas alturas,
murmura no sé qué
sobre el amor y los silencios.
Y el tiempo se agarra al iris
y enrojece de lágrimas la mirada.
Entonces mis manos se abren
a la espera de recoger
algún minuto que resbale por mi cara.

Pero el viento engendrado
en la zona más desértica de nuestro sur
seca cualquier ápice de recuerdo.

Ya no es necesario llorar, nada nos consuela,
es imprescindible sobrevivir
a uno mismo
para no perder el gesto sin sombra.


Con dos almas por palabra /De mãos dadas
Poema 11

Y saber que la vida es esto, que se desmigajen las estrellas cada noche y sus filos nos alcancen cuando menos lo esperamos. Que se rompan los espejos sin ocasión de poder recomponer las imágenes. Que es enfríen los veranos y las tormentas nos estallen en la playa. Que los enanos se nos crezcan para pisotearnos y las hormigas transporten nuestros restos desmembrados. Que la música sea una serenata desafinada sin posibilidad de ensayo. Que las sonrisas sean antifaces de mordeduras deseadas.

La vida es el deseo de los muertos, el castigo de los vivos hasta que decidan que la desmemoria es la mejor de las armas.

Y saber que la salvación es entorpecer las ganas de asfixiarse para demostrar que podemos con los sacos de miserias que se van amontonando en nuestras espaldas. Levantarse y hacerse la autopsia cada día, para desechar las entrañas fallecidas y con un ropaje de suturas, seguir sintiendo.

Descolgar cada noche la luna para que se crezca en esta soledad e ilumine los huecos.
Conspirar con los dedos hasta que hagan crecer palabras. Rogar a cada frase que difumine las rabias y los sueños que el dolor se ha apropiado acumulándolos en el mismo cieno.


Aprehenderse

Sobre la tumba del poema
(Con Keats y Leopoldo Mª Panero)

Escribir con las uñas sobre ladrillos
hasta que sangre el poema.

Gritar con rabia encendida
hasta que el alma
se rompa en piezas.

Vendar las llagas con ansias
para que escueza todo el dolor que encierra.

Cortar los muñones inútiles
hasta sentir
que las cicatrices atrapan los miedos.

Sobre la tumba del poema
hacer brincar a las palabras
que alimentarán a los cadáveres
ausentes del cementerio.

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© 2018 Luke

ISSN: 1578-8644

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