nº 184: mayo-junio 2018

Poemas de 'Lamberto Ricci'

Javier Fernández Rubio

Portada-Lamberto-Ricci

BIOGRAFIA:

Javier-Fernandez-Rubio

Javier Fernández Rubio (Santander, 1966) ha dedicado media vida a actividades tan prosaicas como el periodismo y la edición, aunque no por ello ha dejado de hacer alguna incursión en territorio poético. Aparte de publicaciones en diversas revistas en papel y digitales, y formar parte de muestras colectivas, en 2010 sacó a la luz su primer poemario, Cosas que solo suceden cuando a ti te pasan, del que Lamberto Ricci es deuda y al tiempo ruptura. La trascendencia y la poesía como escalpelo ante el misterio son los elementos que vertebran esta última entrega literaria.

POÉTICA:

Desde el Siglo de las Luces, nuestra cultura está prendada de la ciencia hasta el punto de que se ha generado un pensamiento mágico en torno al poder de ésta. Creemos que la ciencia tiene o alcanzará respuestas para todo, pero la ciencia es un burdo escalpelo para el misterio que envuelve nuestras vidas. El misterio, llámese Dios, llámese Eternidad, nos está vedado y la ciencia se aproxima a él de la mano de un materialismo que, por definición, tiene un límite cuando salta de lo material a la conciencia. El arte, y la literatura en este caso, no son ciencias, pero pueden contribuir a desvelar el espacio del misterio con su único instrumental, el lenguaje, tan pobre él, tan insuficiente para ahondar en lo profundo. Y dentro del campo de la literatura, la poesía es el género por antonomasia para adentrarse en ese campo inconcreto que condiciona todas nuestras preguntas. Habrá quien crea que la narrativa y el ensayo también pueden contribuir a ello, pero creo que la poesía tiene un componente misterioso, un poder taumatúrgico inexplicable, frente a la racionalidad de la prosa y la no ficción. Por ello, puede decirse, y así me muestro convencido, que la poesía es un misterio con el que el hombre se adentra en otro misterio. La tarea está condenada al fracaso, vaya por delante. Desvelar qué hay más allá del pesado cortinaje que nos impide ver lo Eterno es una tarea aproximativa, pero no conclusiva. Pero en esta tarea fallida, la poesía es reina absoluta, muy por encima de otros campos y, por supuesto, muy por encima de la ciencia, que podrá hacernos la vida más larga y más cómoda, pero que nunca podrá responder a la pregunta de qué es vivir y por qué estamos vivos.

Quisiera ser Inglaterra
tener un relámpago en el bolsillo
domesticar las nubes
pincharlas con un sombrero

me gusta el verde de tus ojos
de una tonalidad austrohúngara
igual de majestuosa que tu lomo
que se encoge con el tacto


Lamberto se detiene ante una estatua de Antínoo deificado

el hermoso Antínoo
a lomos de un jamelgo desdichado
vertió la negra tinta de sus ojos
en las redomas de mis manos
ya nunca más pude apartar
la mirada del espacio cautivo
del que jamás debió ausentarse

cuando se iba
el aire se resistía
a ocupar el vacío que dejaba
y al volver venía precedido
de la vaharada cálida de
una tarde de verano
cómo no sorber aquel resplandor
ceniciento de su paso que
dejaba tendido y muerto
sobre el camino de telas jaspeadas
un collar de rosas color aguamarina

este amor que me has causado
espero que te duela
aunque mi cuerpo te añore
con toda su piel dolorida
y se alce en la noche
desde su leñosa planta
como un sonámbulo
que deshila el camino
de vuelta a casa

Sol de terracota

los cuerpos hablan
se olfatean
siguen un rastro
no es que sean torpes
es que se recuerdan
se han amado
y se buscan

quien lo ha visto de cerca
echa de menos el abismo
del otro     
ese oscuro
sol de terracota

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© 2018 Luke

ISSN: 1578-8644

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