nº 182: enero-febrero 2018

DoblEspacio: Irene Ángel Agudelo

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Irene Ángel Agudelo (Envigado, Colombia). Es comunicadora social y periodista, UDEA y guionista de la productora Mellartem de España. Autora de los libros: Hubo un día, cuentos breves, para una larga espera, editado en España (2005), El Corazón de la tierra, poemas. Editado por Ángeles Editores (2013).

Fue primer puesto por Colombia, en los 12 de la librería mediática y tv lecturas 2014, Venezuela, con el cuento breve Desesperanza. Mención en el concurso nacional de cuento, Generación de El Colombiano, 2013, con el cuento El Viaje; mención, en el II Concurso Internacional, “Mil Poemas por la Paz de Colombia” con el poema “Paz Sitiada”. Participó en la antología de cuentos para la FILBO 2017. Invitada al Parlamento Internacional de Escritores Cartagena 2013. Invitada al festival internacional alternativo de poesía, Medellín 2017.

Ha obtenido menciones en varios concursos de poemas y cuentos para antologías en España, Argentina y Colombia.

CUENTOS BREVES

El VIAJE

Mi padre se va a veces de casa, al principio lo despedíamos con lágrimas, pero después de un tiempo nos acostumbramos a verlo partir, así que ya no nos preocupamos tanto, sabemos que en cualquier momento regresa. Cuando vuelve llama a mamá y le pide que le ayude a buscar música de Agustín Magaldi, que quiere escuchar Nieve, cantan juntos, él la abraza, le besa la mejilla y le recuerda el día que se casaron. Cuando termina la música, se levanta de su sillón y busca un libro para releer por enésima vez La Revolución Francesa. Al terminar la tarde quiere saber cómo va el mundo y enciende la televisión, en este momento exclama: ¿y dónde estaba yo que no me di cuenta de lo que estaba pasando? ¡Se va a desatar la tercera guerra mundial! Lo miro sonriendo y le digo que andaba en las nubes. Se queda pensando un rato, mira extrañado a mamá y le pregunta ¿usted y yo que somos? Mamá le sonríe, y él dice: si no somos nada ¿por qué la quiero tanto? En ese momento nos damos cuenta de que otra vez se fue de viaje, y yo pienso que sólo abrió una ventana, miró el mundo, vio que iba de mal en peor y volvió a cerrarla.


MIEDO

Él siempre llevaba un tapabocas para que nadie lo besara, tenía miedo de regresar al estanque, hasta que la conoció a ella, desde entonces croa todas las noches en su ventana.


DESESPERANZA.

La última luciérnaga que nos quedaba, la apagaron.


PERDIDA

No sabía que los muertos podían escuchar, hasta que los oí gritar mi nombre.


TELARAÑA

Ella cansada teje sin prisa, aún no es viuda.


AUSENCIA

Vio a su amigo parado al lado de su cama. Con nostalgia le dijo: ¡Hola, Pedro! Estoy tan enfermo... Y el muerto, sólo le miró con ternura.


LA PARTIDA

El moribundo le recuerda a su amigo la promesa que hicieron en la juventud. Lo más importante para ambos en su vejez: jugar la última partida. El amigo dispone el tablero y acelera la jugada. Su amigo de todos los tiempos, en el primer movimiento, expira. En solitario y con profundo dolor, continúa el ataque. Se da cuenta de que no puede, no es capaz de cumplir el juramento, su lealtad va más allá de esta vida. Es mejor quedar en tablas que dar jaque mate a un amigo muerto.

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© 2018 Luke

ISSN: 1578-8644

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