LUKE nº 180 septiembre-octubre 2017

Roberto Lastre

Poemas del libro inédito, LOS PERROS AL SOL.

roberto Lastre

MITAD

Aprendí a medias
a abrochar los zapatos,
a medias a abrigarme
y a lavarme los dientes
a medias...
Aprendí a vivir a medias,
a medio vivir a medias, quizás
o morirme
poco a poco
a medias...


MI CIUDAD

Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda la tierra la destruiste.

Konstantinos P. Cavafis

La Habana no tenía rincones o era toda
hecha de rincones mientras yo aprendía
o me hacía yo, con doce años, esperando
siempre una guagua.
Toda la vida se me fue en una guagua
repleta o en los estribos como una triste
y amenazada hoja de árbol.
Lo que más me hizo fue la espera
y después el trayecto,
viajar de una esquina a otra,
de una casa a otra
por calles que cambiaban de bares y de cines
de la noche al día,
con muchachas cercanas pero distantes,
con amigos que se clavaban en tu vida.

La Habana de los ochenta no tenía rincones,
era toda belleza en pedazos,
en recuerdos,
en sueños,
en desperdicio,
en rémora.
La Habana era lo que quedaba de La Habana
cuando nosotros, tan jóvenes,
nos echábamos a vivir ya sin espacio ni tiempo.


LAS HORAS DOBLADAS

Estaban doblados los relojes,
las agujas nunca
pudieron llegar a la hora exacta.
No conocí que existieran las horas
exactas, ni minutos fijos,
sólo había finales de discursos y de reuniones
y de jornadas de nada
y nada era,
ni llegaba a tiempo nada.
Chorreaban
las horas en los muros desmoronados,
en las ventanas remendadas como zapatos,
en las sábanas que colgaban por los húmedos balcones
como relojes doblados.
Y no había agujas, ni siquiera números
romanos o árabes en los círculos derretidos
tras los cristales.
Allí nos mirábamos con caras de diablos
y éramos ángeles,
allí nos mirábamos desdibujados,
perdiéndonos en un resplandor ajeno,
hechos un número doblado: el seis se hacía
cero como el nueve y el ocho,
el uno era menos uno y el cuatro siete...
¿Cómo saber si existías al salir de casa
y pedir el último en una cola hacia la muerte?
También la muerte estaba doblada,
parecía la vida con unos dientes postizos
y las pestañas derretidas.


LOS PERROS AL SOL

Al sol, no a la sombra de los rosales de mi madre
ni de los altos árboles del mango,
los perros de casa, cuatro,
hacían un número en el césped.
Casi un reloj, marcaban los cuartos de hora
o dibujaban una cruz o los puntos cardinales.
Cuántas posibilidades en ese descanso vespertino.

Tumbados, a pesar del calor del trópico,
los perros imitaban al tiempo,
al nuestro, los años y años echados
como perros, ladrando al cielo
con la mirada en el mar de fondo,
mientras las nubes corrían y las palabras
se iban y cada perro se quedaba al sol,
todo sentidos, todo olores y luz asida.

Los perros del jardín de mi madre
dibujaban un reloj sin manillas
o una rosa de los vientos sin el viento
o un número cuatro que se restaba
suspirando
o una cruz sin el hijo de dios.
Levantaban una pata, se lamían el sexo
y volvían a un sueño de cielo, semiabiertos los ojos
rojizos.

BIOGRAFÍA:

roberto Lastre

ROBERTO LASTRE (Camagüey, Cuba, 1958). Residente en Vitoria-Gasteiz desde 1998. Licenciado en Derecho por la Universidad de La Habana, en 1982. Escritor y editor. Ha editado 105 libros de poesía, narrativa, testimonio, pensamiento y artes plásticas en el sello ARTE ACTIVO EDICIONES desde el año 2001. Dirige un talleres de escritura desde 1999. Ha publicado novelas como El tiempo de la vida (2003), Sinfonía de los adioses (2011), Muerto vivace (2013); y varios libros de poesía, entre los que destaca Vapor del vacío, 2010.

NOTAS DEL LIBRO:

Poemas del libro inédito, LOS PERROS AL SOL.
“Es un libro sobre mi pasado en Cuba, nostalgias sobre todo y reflexiones en aquella mansedumbre llena de inercia que nos escupió un día, uno a uno”, nos dice su autor, el poeta y editor, Roberto Lastre.