Mintxo
La crítica en el mundo del Arte: (dido eneas)
Net Art Andy Deck: OpenStudio

(mintxo)
Reflexión

En el arte actual es una palabra con estatus.
Es una palabra comodín. Es casi tabú incuestionable.
Funciona como llave de la puerta de acceso a la
creación y de la de su comprensión.

Con ella, el arte actualiza su factor elitista:
ya no es sólo para adinerados, ni solamente para
cultos; es para inteligentes. O más aún, además
reivindican su posesión: "es de ellos"

Parece así que la inteligencia -descompensada hacia su
vertiente racional- secuestrando al arte absorbería las
aspiraciones sociales del hombre moderno más avanzado,
aquél que tras haber accedido a un plano humano superior,
ya es capaz de sustraerse de los designios exclusivamente
materiales y gusta de reivindicar su inteligencia como la
panacea que él y los pocos que piensan como él poseen.

Se pretende publicitar como el sustituto
y como la clave para alcanzar la verdad, para convencer a
los ingenuos, a los tranquilos, a los felices o a los brutos
de su inferioridad. Estos que usan así su inteligencia puede
que no sepan que en realidad al resto les importan bien
poco sus pretensiones y arriesgan irresponsable-mente
arrastrar al arte hacia el autismo social.
Da la sensación que de esta manera se quiere usurpar el
disfrute del arte a los no-reflexivos, y convertirlos en no
merecedores de lo que a-priori no tienen. Visto así, la
situación sugiere un campo de despotismo de los iniciados.

Esa REFLEXION, se me aparece más como la palabra que
contiene reflejos, que tiene más que ver con los espejos y
con la figura del narciso que con una inteligencia más
auténtica, cercana al sentimiento y a la intuición, al
servicio de la comunicación y no tanto a la razón fría y
excluyente

Y es que no hay texto ni discurso sobre arte que no dependa
varias veces de la palabra
REFLEXION.

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La crítica en el mundo del Arte. (dido eneas)
Si un cuadro a veces produce náuseas, si una escultura indiferencia y los artistas te arrastran con ellos por un mundo de ignorancia y el más difícil de la cultura por no entender nada ni decir algo nuevo, y si el arte contemporáneo te produce un escalofrío cargado de mínima sensibilidad y todavía no has perdido el candor ni la ingenuidad para dejar de creer en lo que te cuentan los artistas y los comisarios de exposiciones que definen como arte de vanguardia a cualquier cosa que se circunscribe a los vaivenes del circuito del arte moderno, que por lo general responde a demandas especulativas dictadas por el mercado, si todavía no has terminado con tu paciencia y tienes ganas aún de perder el tiempo, te sugiero que dejes de pensar en el mundo del arte en sí, que es bastante aburrido y ridículo, que abandones el de las galerías, que tampoco sigas la pista a los cenáculos artísticos donde los amigos se echan una mano, ni el de las capillas o las mafias de tal o cual ciudad que los artistas afirman aborrecer y renegar, pero al que recurren a menudo, y te recomiendo que eches un vistazo al mundo de la crítica de arte, no tiene desperdicio.

No me refiero al mundo de la historia del arte con mayúsculas, atacada por el polvo del olvido con sus escuelas y disciplinas varias, con su rancia historiografía, con sus aciertos y errores, sino que me refiero al mundo de la crítica especializada de la vanguardia última, la que sin ton ni son defiende unos valores y unas coordenadas que apenas se reconocerían en un diccionario terminológico al uso, y que apelando a las mínimas normas establecidas entre lo que se dice, se expresa y se intenta explicar, –si nos atenemos a un código de significados establecido y comprensible por la mayoría–, descubre casi siempre un mundo con un código propio y recurrente, sin significantes ni apenas nuevos significados. La crítica de arte hoy es un pretexto para hablar de cualquier cosa: una obra, un artista, un objeto como aproximación a nuevas estéticas artísticas, pero por lo que parece los críticos han olvidado la labor de información o divulgación de lo que se expone como primera premisa para difundir el arte ante los espectadores y han pretendido elaborar un texto con una gracia más o menos retórica que convulsione, por decir algo, el entendimiento, y que finalmente se muestra como un halago para quien lo firma en detrimento del mismísimo artista.

La crítica ha abandonado cualquier objetivo y se ha convertido por sí misma en una crítica sobre la crítica, en una crítica para iniciados que nadie, ni siquiera los mismos artistas entienden o comprenden. La sorpresa es doble, porque por una parte los mismos artistas no saben de qué diablos hablan sus colegas, los críticos, cuando se refieren a sus propias obras, y por otra parte, los espectadores interesados huyen de este mundo poniendo pies en polvorosa porque sencillamente intuyen que se enfrentan a un mundo de locos, diletantes y desocupados aquejados de mil extravagancias, por el que se les retrata y define como analfabetos funcionales y ciudadanos ignorantes de la cosa artística esa.

Si la crítica actual hubiera querido convertirse en poética debería llamar a los poetas para que desbarraran con elocuencia sobre lo divino o lo humano, con una prosa que para sí quisieran los más lúcidos e inteligentes críticos. Si la crítica actual quisiera liberarse de las pautas que marca el mercado o los intereses de los distintos intermediarios, acercándose a la crítica entendida como tal en cualquier otro campo de la cultura, debería volver a la palabra cargada de emoción, recurrir al análisis y los conceptos derivados de un mundo extraviado en el gusto, mas siempre atractivo a los ojos del ciudadano interesado por la cultura. Deberíamos exigir a los críticos que estuvieran callladitos una temporada para que pudiéramos reflexionar a solas, en paz con su confusión y embeleso, decididos a volver a un lenguaje más claro y transparente, con el fin de abandonar ese criptografía y hermetismos al que nos tienen acostumbrados sin gracia alguna.

A menudo cuando un aficionado por este mundo de la cultura lee un periódico o una revista especializada que retrata el mundo del arte, no puede evitar llevarse las manos a la cabeza y sorprenderse por las palabras que emplean en un mundo cargado de subjetividades y emociones contrapuestas, porque muchas veces apenas se entiende lo que dicen, y si por casualidad lo hace, es porque recurren a tópicos que parecen entresacados de cualquier tratado de historia o libro de divulgación para iniciados. Es evidente que al mundo del arte le interesa una crítica especializada sólo para entendidos que no desean llamar a los cosas por su nombre, está claro que el abismo que representa una terminología exagerada y recurrente, por no decir ensimismada o pretenciosa, incrementa la separación de la sociedad con sus artistas, porque la crítica de arte, el eslabón quizá entre esas sociedades diferenciadas en educación y estímulo, se ha vuelto ininteligible y caótica, produciéndonos estupor y sonrojo ante lo evidente de su fatuidad y desprecio por la información clara y la opinión más o menos crítica.
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NET-ART
Continuamos en la sección de Net-art con el trabajo de Andy Deck. Dentro de su página Artcontext visitamos ahora el Proyecto Open Studio. OpenStudio es un lugar donde se pone a tu disposición una herramienta de dibujo y pintura muy especial, con un interface muy inteligente y en el que podrás pintar sólo o acompañado (tendrás un compañero de creación que no sabes ni quien es ni dónde está; él tampoco lo sabrá), guardar tu obra o abrir una galería de creaciones. No lo dudes, entra y disfruta.

http://www.artcontext.com/draw

Andy Deck

Es uno de los más activos "net-artistas" de la Red. Es pintor, escritor y programador.
http://www.artcontext.com

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