LUKE: nº 49 - Abril 2004
"Entra"
m. prieto avedillo

Entra una chica de pelo largo castaño, ligeramente ondulado que cree que el Gobierno es de alguna manera responsable. Entran dos chicos con una bolsa y dos raquetas de tenis que no ven responsabilidad en el gobierno, solamente en los terroristas. Entra un hombre con unos pantalones vaqueros nuevos que siente alivio porque ETA no haya sido responsable. Entra una pareja del brazo que no siente alivio ninguno. Entra un hombre con gafas oscuras que hubiera preferido que hubiese sido ETA. Entra una mujer con zapatos de tacón obsesionada con todas las bolsas y mochilas que ve a su alrededor. Entra un hombre que fue a votar porque hubo este atentado, y con él entra una mujer que cambió su voto, y con ellos entra otro hombre algo más joven que no cambió su voto ni lo hubiera cambiado por nada. Justamente después, casi atropellándose unos a otros entra una muchacha que tampoco fue a votar esta vez. Entra un joven que ayudó a trasladar heridos. Y con él una mujer que no ayudó y pudo, pero el miedo la atenazó y se siente culpable sin motivo… y poco después una mujer que no pudo ayudar, y que quiso hacerlo, le recomendaron que esperara. Y entra un hombre que viajó en otro vagón, y tras él entra un hombre con barba de tres días que tardó horas en enterarse porque había trabajado en el turno de noche. Y entran un hombre y una mujer que se alegraron de que hubiera habido un atentado y que incluso dijeron que “deberían haber muerto más”. Y después entra una monja con sus hábitos que se siente culpable sin serlo. Y entra un matrimonio que nunca dice nada y que no se siente culpable de nada. Y entra un chico escuchando música que no siente. Y entra una mujer que no tiene más remedio que entrar y que perdió a alguien en el atentado. Y entra otra mujer que no conocía lo que era el odio y que ahora lo conoce. Y entra una enfermera que reconoce que estuvo en un hospital ese fatídico día. Y entra una jubilada que a pesar de la lluvia salió a manifestarse. Y entra un hombre que hoy cumple 32 años y que tampoco esta vez salió a manifestarse. Y entra un chaval que no entiende nada. Y entra un hombre muy orgulloso de su corbata que cree que lo entiende todo. Y entra un hombre con sandalias que no quiere pensar. Y entra un estudiante que no para de pensar. Y entro yo. Y se cierran las puertas y el tren se pone en marcha.