LUKE: nº 49 - Abril 2004
"Aún sueño con tu llegada"
arantza fernández

Elijo hoy aquí escribir sobre Anne Michaels porque su obra habla de la recuperación de la memoria, de la restauración personal a pesar del sufrimiento, del buceo arqueológico, del aprendizaje de lo académico unido siempre a unos valores morales que defienden la historia, la ciencia y su verdad, como un magma de sabiduría que nos hace mejores y nos funde en una hermandad mayor.

No he querido elegir el dolor que se queda en dolor quedo y enquistado: he preferido buscar en otro lugar , en textos donde la luz se abre paso y se entrevera entre el miedo y el horror. En algún texto que cauterice las heridas y hable de la reconstrucción.

La novela “ Piezas en fuga “ publicada en España en 1997 es una de las propuestas de lectura que traigo hoy aquí. Cuando salió a la luz sabíamos que su autora - Anne Michaels - era poeta, pero tuvimos que esperar unos años más para hacernos con sus versos en castellano de la mano de Bartleby editores: El peso de las naranja & Miners Pond (2001) y Buceadores de la piel ambos traducidos por Jaime Priede. Sean pues esos poemas también otra sugerencia, un antídoto revelador frente al mal y la muerte.

La hasta ahora única novela de esta canadiense narra la huida de Jacob, un chico polaco que ha presenciado el asesinato de sus padres por los nazis, su refugio en el bosque, y su encuentro con quien se convierte en su salvador: un geólogo griego llamado Athos. El científico instruirá al muchacho primero en la isla griega de Zakyntos y más tarde en Toronto, cuidad en la que nació la autora.
Jacob se convierte en traductor de libros sobre la segunda guerra mundial y también en poeta. Morirá atropellado por un coche en 1993. Tenía sesenta años.
En la segunda parte del libro un personaje llamado Ben busca reconstruir el pasado de sus padres víctimas del holocausto, al tiempo que intenta superar la separación de su esposa. Para ello se vuelca en el estudio de la obra de Jacob.

Hay en esta novela una considerable cantidad de “ciencia” , resultado del reflejo del proceso de formación de uno de los protagonistas, un peso deliberado de lo histórico, una reivindicación de la memoria, del hecho doloroso. Una asunción del sufrimiento para poder seguir existiendo, una vindicación esa memoria para poder ser.

La prosa de Michaels poetiza aquello que narra al tiempo que es sorprendentemente exacta, denotativa. Los conocimientos que sobre la biología, la geología, la arqueología... se vierten en la novela son instrumentos de saber y placer estéticos convertidos en armas de la filosofía, en argumentos éticos. El científico es el filósofo, en la ciencia radica la razón de la existencia, la ciencia no es la descripción del hecho, es el hecho en sí y en eso radica la aportación de Michaels: es la vida misma, lo que el lector descubrirá como poesía.

No es ninguna metáfora ser testigo de la fidelidad asombrosa de los minerales magnetizados, incluso después de cientos de miles de años, señalando el polo magnético, minerales que nunca han olvidado el magma cuyo enfriamiento los ha dejado para siempre llenos de deseo. Anhelamos un lugar; pero el mismo lugar anhela.- leemos en el magnifico prólogo de Jordi Doce.

La palabra como vehículo de la verdad adquiere suma importancia, máxime cuando los protagonistas han de explicarse por sus vicisitudes biográficas en varias lenguas, han de rescribirse en distintos idiomas, y más aún, al ser la escritora una poeta empapada de ciencia que escribe una novela. La palabra del artista necesita de la exactitud de los términos científicos.

Los versos de “El peso de las Naranjas” & Miner´s Pond ”, que fueron escritos antes de la novela, y los de “Buceadores de la piel” posteriores a ésta, son partícipes de esta necesidad y resultan , en apariencia, más prosaicos de lo que corresponde a un libro de poemas . Parte del vocabulario científico es utilizado porque éste no tiene sobretonos o asociaciones- declara Michaels en una entrevista. Pero es esa falta de “resonancia” de lo científico lo que le hace adquirir su esencialidad poética.

Son estos dos libros desiguales en su calidad. El primero de ellos – con dibujos de Jonh Berger - es, globalmente más denso, más logrado , pero en “ Los buceadores de la Piel” se escribe a partir de un tono de culminación amorosa que es lo que lo hace hoy deudor de nuestra atención. En ambos poemarios personajes reales sirven para ilustrar la memoria y el análisis del pasado: Johannes Kepler, la pareja formada por la pintora alemana Paula Bécquer y Otto Modersohn, Alfred Doblin, Isak Dinesen, Lunia Czechowska, Marina Tsvietáieva, Osip Mandelstam y Anna Ajmatova. Citas extraídas de libros científicos como “ The riddle of the Dinosaur”, de “Synapsida”, de “A New Look into the origin of Mammals” vertebran poemas de luz, esperanza y verdad. Entre ellos dos recomendaciones especiales “Segunda búsqueda” y “ La casa de Hielo” . En el primero M. Curie y en el segundo la escultora y viuda de Scott, Katheen Scott, rememoran la pérdida de sus parejas. Los detalles de la vida cotidiana se leen, como las semblanzas de los asesinados en diarios de estos días, con otro significado, los gestos del ausente cargados de presencia. La voz poética se dice en un verso que se hace ciencia y sirve de elegía para las 202 personas fallecidas:

“ Aún sueño
con tu llegada”

Verso sin poesía, verdad de cuajo, ciencia del dolor restauradora: MEMORIA. Digamos pues con ellos NO al olvido.