LITERATURA: La quinta columna - "¿Otro testamento traicionado?" luis arturo hernández

AARÓN SLOBODJ:

(A propósito de La última obra de AARÓN SLOBODJ, de J. C. Fernandes, Devir, 2005.)

“Entonces se le ocurrió que bien podría resumirle a ella en pocas palabras el asunto.”
Hipólito G. Navarro, El aburrimiento, Lester, A buen entendedor

No deja de ser una nueva “parodoja terminal” del siglo XX –por decirlo con palabras del checo Kundera- que los editores den a la luz otra obra condenada por su autor a la desaparición –como ya hiciera Max Brod con el legado de Kafka- y más cuando, como en este caso, el artista de origen armenio Aarón Slobodj, que apostaría durante toda su vida –hasta su desaparición en el Atlántico, durante un crucero- por un arte “precario y fugaz”, se había desecho de su última obra gráfica aventándola a los cinco continentes -con su contenido aleatorio-, como pecios de un naufragio, hacia destinatarios anónimos.

En efecto, La última obra de AARÓN SLOBODJ es una novela ilustrada –y en el doble sentido del adjetivo- en el que su hacedor, el dibujante de cómics portugués José Carlos Fernandes, crea un heterónimo -el tal Aarón Slobodj- cuya última obra pictórica –Big Bang, Yukani Ventango o como quiera que se titulase- se encarga de editar, en un experimento, una pesquisa, un relato fragmentario que trata de arrojar luz –desde focos contradictorios de una constelación de personajes reales y ficticios, en ocasiones- sobre la identidad de Slobodj –un ser escapado de La peor banda del mundo- y la génesis de su obra –fruto de los últimos meses de vida del autor, 1964-, creando en su intersección una personalidad virtual –con algunas luces y demasiadas sombras-, un artista apócrifo deudor de los grandes mixtificadores literarios de este siglo, desde Lem o Ki_ a Borges.

Y el propio Fernandes entra a formar parte de esa misma mascarada, en el ejercicio de autoironía de quien se cura en salud –ninguneado, por ejemplo, por el crítico Zacharias Sontag-, convertido en el ortónimo J.C. Fernandes, en el hipónimo -fractal de sí mismo- del HIPERónimo FERNANDES.

FRAGMENTOS DE APOCALIPSIS

Los supuestos “fragmentos de Apocalipsis” de la última obra –un “ejercicio de estilo” combinatorio (deudor del OU-LI-PO) que multiplica las posibilidades de relación entre 38 viñetas de cómic (el arte efímero por excelencia) y sus correspondientes cartuchos de texto- son analizados en un dossier documental que trata de poner orden en la estructura caótica de la obra –esas breves secuencias narrativas, impresas en blanco sobre negro, al pie de las viñetas- ironizando sobre el arte contemporáneo, tomando como pretexto a un iconoclasta neodadaísta, adelantado del “arte tachado”, un pionero de la deconstrucción.

La obra, en la línea de El diccionario jázaro de Milorad Pávic o de tantos –y tontos- libro-juegos como proliferaron en los 80 perpetrados por epígonos de Cortázar & Cía-, es un puzzle fruto de la postmodernidad que abocará al lector, como al autor, al vacío y/o al silencio. “El arte como pretexto del texto” (Buscar en ARTE), parafraseando al postestructuralisto pope de la crítica como género literario.




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