Marzo 2001

von
Un viaje de descubrimiento

“Se requiere más fe para creer que es todo un accidente
que para creer en Dios y su canon completo
de escrituras sagradas”
Stephen Hawking

He tenido una experiencia “inolvidable”. Me he despertado, por increíble que resulte, en otra dimensión. Sé que de otra dimensión se trataba, porque nunca antes había experimentado una sensación de placer parecida, ni siquiera en mis momentos más felices. A pesar de este estado de felicidad, mi curiosidad me llevó a plantearme qué es lo que sentiría en una condición diferente, que no fuera perfecta. Yo no sabía siquiera cómo formular la pregunta, pues hablaba, desde mi plenitud, de algo totalmente desconocido para mí. Pero ante mi sorpresa, fui entendido perfectamente y mis “inquietudes” hallaron respuesta de inmediato. Comencé a soñar con un mundo ajeno y distante que, sin embargo, me resultó en cierta manera familiar. En un tono relajado -yo diría que jocoso- una voz lo describió como una de las muchas dimensiones que “no” hay en existencia y lo llamó –enigmáticamente- la prisión del ego. El tono cambió y se volvió tierno -casi triste- cuando La Voz me dijo que en la prisión del ego hay fuerzas que me harían sentir solo, asustado e incluso agresivo, y que sólo entonces -al despertar- encontraría la respuesta a mi pregunta. Aun habiendo sido advertido de que sería víctima de innumerables ilusiones, algunas muy dolorosas, y de que no contaría con el apoyo de acordarme de dónde vengo, no dudé en participar de tan fascinante viaje de descubrimiento. Lo último que recuerdo fue a Ella mostrándome millones de personajes a lo largo de la historia. También recuerdo perfectamente el momento preciso en que yo me elegí a mi mismo, prácticamente al azar. Desde donde yo me encontraba, todos los personajes parecían muy similares y llevaban a la misma conclusión, una conclusión que sin embargo no logro recordar... pues aún estoy soñando.

“Todo aquel que se dedica seriamente a la actividad de la ciencia acaba convencido de que un espíritu se manifiesta en las leyes del universo, un espíritu muy superior al del hombre, ante el cual, con nuestros modestos poderes, deberíamos sentirnos humildes (...) un ser humano es una parte de un todo llamado por nosotros universo, una parte limitada en tiempo y espacio. El se percibe a sí mismo como pensamientos y sentimientos, como algo separado del resto, como una especie de ilusión óptica de su conciencia. Esta ilusión es una especie de prisión que nos limita a nuestros deseos personales y al afecto a unas pocas personas cercanas a nosotros. Nuestra tarea debe ser librarnos de esta prisión extendiendo nuestro círculo de compasión de tal manera que cubra a todos los seres vivos y a la naturaleza entera en su belleza. Lo verás cuando lo creas”
Albert Einstein

Von, director de Sane Society, organización dedicada al fomento de actividades creativas y de sensibilización social ubicada en www.sanesociety.org

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