Luke nº 117 - Mayo 2010 (ISSN: 1578-8644)

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Cinco antropólogos
... el Pinocchio de Winshluss. No es breve, no es tranquilizador, no es amable, su línea es sucia, su mundo hediondo. La adaptación del cuento de Collodi pasa por los tamices de Vuillemin ...

Ricardo Triviño Sánchez

Ya tenemos aquí otra primavera con otro Salón del Cómic de Barcelona y otros cinco nuevos candidatos a “Mejor obra extranjera”. Lo de “nuevo” es matizable, puesto que ahí tenemos a Crumb con Génesis, a Ware con The Acme Novelty Library y a Morrison con All Star Superman, que no es que vayan a aparecer en la lista de autores revelación del pasado 2009. Sí podrían catalogarse como sorpresa, y no porque en Francia no los conozcan de sobras, a Bastien Vivès y Winshluss, dos autores interesantísimos que cierran la lista de nominados.

La adaptación del primer libro del Antiguo Testamento de manos del padre del underground no podía faltar. Todo el mundo lo esperaba y, sin embargo, bastantes parecen haberse decepcionado por no ser una per-versión cáustica de las Escrituras. Y es que el verdadero objetivo de Crumb no era degradar el versículo bíblico ni reírse de él: eso es una travesura ofensiva, pero inofensiva. La verdadera corrosión era, afirma en el prólogo, ilustrar “no la palabra de Dios, sino las palabras de los hombres”, convertir lo Sagrado en terriblemente Humano, el Libro de Libros en una antología fascinante de historias desbordadas donde se exponen nuestros miedos y esperanzas más íntimas. También era inevitable, cómo no, la presencia de Chris Ware. A pesar de que su proyecto artístico presenta graves problemas de colocación en cualquier estantería (cada libro tiene un formato distinto de acuerdo con su contenido), es una idea genial introducir el soporte como parte de la obra y no olvidarlo como mero atril. El autor estadounidense continúa derrochando virtuosismo en cada una de sus páginas transformadas en complejas estructuras mandálicas de lo simple y cotidiano, un espacio donde perderse entre la fascinación, el deseo y una pena constante e inabarcable.

El tercero en lidia lo conforman la vida y milagros de Superman para la colección All Star de DC, en la línea de Ultimate de Marvel. Una historia que se alargó desde 2005 hasta 2008 en Estados Unidos y que, por fin, se publicó el pasado año en España. De acuerdo con los fans y la crítica experta, que ya lo venían anunciando tiempo atrás, es uno de los mejores cómics, sino el mejor, del personaje, llegando a ser comparado con lo que en su día fue El regreso del Caballero Oscuro para Batman. El apartado gráfico corre a cargo de unos impresionantes Frank Quitely (Nuevos X-men, The Authority), estilo deudor del maestro Manara, y Jamie Grant (We3), un colorista delicioso. Grant Morrison, el revolucionario que sicoanalizó al hombre murciélago en el célebre Arkham Asylum y renovó completamente la patrulla mutante en los Nuevos X-men, es su artífice y guionista. Aquí, Morrison decide encarar la muerte del hijo de Kriptón, no matarlo como hizo Dan Jurgens, sino enfrentarlo a su propia mortalidad. La idea es ambiciosa, pero acusa la compresión en tan “pocas” páginas de la historia de un personaje que se alarga hasta 1938 y se bifurca en el caótico multiverso de DC. Su estilo narrativo, abundante en elipsis, tampoco facilita la obra a los lectores no familiarizados con el hombre de acero, reduciendo el grupo que puede llegar a disfrutar de esta gran obra en su totalidad.

De los dos nuevos talentos, Bastien Vivès empezó a pulular por las librerías españolas en septiembre de 2009 y tiene tres obras traducidas. El gusto del cloro es una historia agradable y ligera de leer, que tampoco tiene más, aparentemente, pero que en esa oquedad en la que se mueve –el recinto cerrado de una piscina cubierta– resuena con mayor expansión que el grito más severo. La historia se transmite como el rumor del agua, y su dibujo y color zambullen al lector en ella. Se trata de una exquisitez engañosamente simple. Su contrario es, sin duda, el Pinocchio de Winshluss. No es breve, no es tranquilizador, no es amable, su línea es sucia, su mundo hediondo. La adaptación del cuento de Collodi pasa por los tamices de Vuillemin (Políticamente inaceptable, Hitler=SS) y, como apunta el infatigable Álvaro Pons, de Dave Cooper y Gary Basement, para dejar de ser el manual de comportamiento del buen hijo del siglo XIX pasa a ser el panfleto de denuncia del mal mundo del siglo XXI. La historieta apabulla tanto por su crítica social como por sus ilustraciones a página completa y su historia perfectamente ligada. Por suerte, a diferencia de la película de Persépolis que Winshluss, alias de Vincent Paronnaud, codirigió con Satrapi, en esta obra el protagonista no es un héroe chovinista y maniqueo, sino una marioneta que nos muestra sin paños caliente lo terrible que es una sociedad como la nuestra.

Las cinco obras, tan diferentes entre ellas, podrían ser consideradas cinco estudios en torno a la naturaleza humana, desde los Textos Sagrados a la mitología de superhéroes y desde la sencillez de una historia cotidiana hasta la fábula distópica del final del mundo, pasando por la hipercomplejización de la rutina diaria en arte universal. Hablamos de cinco historias para intentar comprendernos y amarnos, o compadecernos o elogiarnos o vomitarnos encima, obras entre las que, por suerte, podemos elegir e, incluso, repetir.

Salón Internacional del Cómic de Barcelona