Luke nº 119 - Julio/Agosto 2010 (ISSN: 1578-8644)

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Ballets Olaeta (y II)
... El gran mérito de los Ballets Olaeta durante los casi sesenta años de vida activa ha consistido en dignificar la danza vasca hasta convertirla en ballet ...

Alberto López Echevarrieta

[ver Ballets Olaeta I]

Retomo la historia de los Ballets Olaeta. Si el exilio fue difícil, qué decir del retorno. Segundo tomó esta decisión después de barajar la posibilidad de irse con la familia a Latinoamérica. La seguridad de un retorno “sin problemas” que le tendieron algunos amigos (el padre Barandiarán entre ellos) le decidió; después de fundar buen número de academias en la zona de Biarritz y grupos de baile, se lanzó a la nueva aventura a sabiendas de que conllevaba un riesgo.

Fue Cástor Uriarte, arquitecto de Gernika durante el bombardeo y amigo personal, quien le tendió una mano ofreciéndole trabajo en una fábrica militar de Markina. Poco tiempo necesitó Segundo para poner en marcha su nueva academia de música y crear el grupo Artibay, con el que hizo una espectacular presentación en el Congreso Eucarístico de Bilbao en 1945 utilizando la Gran Vía bilbaína como escenario para representar su coreografía de San Miguel de Arretxinaga. Un exitazo que sirvió para que Víctor Olaeta se diera a conocer como el gran dantzari que era.

Y paradojas de la vida: este triunfo sirvió para que a Segundo le ofrecieran el mismo puesto de instructor de danzas vascas que había ostentado con el Gobierno vasco. Pero él prefirió la independencia de una academia privada en la que seguiría formando dantzaris como lo había hecho en otras ocasiones.

La tercera parte del libro está dedicada en su totalidad a los Ballets Olaeta propiamente dichos. Surge la Academia Olaeta, primero en la calle Santa María y poco después en Ercilla. Para entonces Víctor, con una sólida formación académica de baile, toma las riendas de la dirección. En realidad, Víctor poseyó unas innatas dotes de mando, tanto en casa como en la academia, y una mirada suya era equiparable al mayor de sus reproches. Desde los años cincuenta hasta 2007, fecha de su fallecimiento y de la clausura de la Academia, han sido cerca de doce mil los alumnos que han pasado por allí, casi todos ellos con Kasket como debut en los escenarios.

El gran mérito de los Ballets Olaeta durante los casi sesenta años de vida activa ha consistido en dignificar la danza vasca hasta convertirla en ballet. En estos años de docencia, a los que Víctor se entregó en cuerpo y alma, contaron siempre con la inestimable ayuda de sus hermanos, Javier, Lourdes, Lide y Miren Tere, a los que se agregaron antiguos alumnos. Hubo momentos de auténtica gloria, como en las giras por Estados Unidos y Canadá. En la primera de ellas, Víctor y Lourdes actuaron en el barco que les llevó desde el puerto de El Havre, y fueron presentados nada menos que por Humphrey Bogart, quien regresaba a su patria tras haber concluido el rodaje de La reina de África, película por la que en 1951 se llevaría el Oscar de Holywood. Y entre los espectadores se encontraba su esposa, la actriz Lauren Bacall, quien fascinada por la actuación de Lourdes, le regaló un pañuelo de cuello.

Vendrían luego las giras con el empresario Albert Morini, auténticos maratones por el continente americano, que sirvieron para mostrar la cultura vasca a través de su danza y de los instrumentos autóctonos con los que Boni Fernández y Txilibrín hicieron maravillas.

Por la academia pasó también Rudolf Nureyev, no para aprender ni para dar lecciones, pero sí para ensayar y dejar allí su impronta y sus zapatillas en una mañana de una festividad de san Ignacio. En el libro se recuerda los estrenos de Kasket, Kardin, El atalayero del Matxitxako, Las cuatro estaciones, Aiko Maiko, el minueto de Los caballeritos de Azkoitia, la participación de los Ballets Olaeta en varias temporadas de ABAO o las coreografías de Amaya, cuya espatadantza fue tan emblemática en sus actuaciones como la famosa “sonrisa Olaeta” que imponía Víctor al alzarse el telón.

Este libro, escrito para los que saben de danza y para los que no tienen idea de ella, recoge, por tanto, una buena parte de la historia del ballet vasco que, estoy seguro, tendrá continuación en análisis profundos sobre cada una de las obras. Es también la historia de una saga familiar enmarcada en unas épocas tan diferentes como difíciles de sobrevivir. Quedan los frutos de tanto sacrificio. Los genes artísticos de los Olaeta transmitidos a los nietos de don Segundo, las vivencias de los cerca de doce mil alumnos, sus relaciones humanas, la propia referencia cultural, el tesoro folklórico aportado a ésta y a futuras generaciones… Termino con un recuerdo para los que no están con nosotros: Don Segundo y Rosario, entrañables siempre; Víctor, con su perfeccionismo; Lide, la diva cascabelera, primavera estacional… Begotxu Aldámiz Echevarría, magnífica bailarina… Para todos ellos nuestro agradecimiento por habernos permitido gozar de su amistad.

ballets olaeta

Ficha técnica:

Ballets Olaeta: Ochenta años de ballet vasco
BASSARAI ARTE
Alberto López Echevarrieta
168 páginas