Septiembre 2001

CINE
kepa sojo
Cine Porno. ¿Género o número?

Desde su temprano surgimiento, ya desde las gloriosas épocas del cine mudo, el cine porno ha sido siempre un controvertido tema que se ha movido normalmente por cauces marginales. Actualmente, de todos modos, la pornografía es uno de los negocios más lucrativos que se pueden relacionar con la cinematografía, o mejor dicho con la videografía, ya que el 95 % de la producción actual de películas porno se realiza con soporte videográfico. La inmensa mayoría de las producciones pornográficas tienen unas carácterísticas comunes. Se trata de una sucesión de números sexuales, a veces circenses y bastante alejados de la realidad, con un número final algo más intenso e interesante que los anteriores para dar colofón al filme. Por otro lado, las películas suelen poseer una alarmante escasez de medios. Prácticamente todos los filmes se ruedan en tres o cuatro días en un apartamento o estudio, ya que es más barato -aunque actualmente varias productoras realicen filmes en lugares naturales exóticos para dar un mayor aliciente al espectador, aunque a éste le de igual ver una relación sexual explícita en un apartamento de París que en un volcán mejicano-. Otro de los caracteres comunes de todo filme porno que se precie de serlo es una raquítica iluminación y una lamentable fotografía digna del más espeluznante y patético de los culebrones venezolanos, así como una deleznable planificación donde priman los planos detalle de los órganos sexuales de los protagonistas. Los montajes suelen ser caóticos, con repeticiones de secuencias, inconexión en los casi inexistentes guiones -ya que si algo es patético en un filme porno es que tenga una inquietud "metafísica" inherente al casi inexistente guión-. Las actrices y los actores suelen ser insufribles cuando se les saca del número sexual. A pesar de todo, actualmente existe un verdadero "star system" de actrices porno, y a veces incluso de actores, ya que el cine porno generalmente está dirigido a los hombres, con poca relevancia del elemento interpretativo masculino, a no ser de que tenga un tamaño determinado en sus atributos sexuales u otra peculiaridad similar. Lo del "star system" es curioso, ya que en el entorno del porno existen un buen número de publicaciones con ventas millonarias que promocionan de una manera salvaje a sus estrellas. El Festival de Cine Erótico de Barcelona es buena prueba de ello. Mucha gente se agolpa en los stands para ver a sus estrellas porno favoritas. A quien haya visto unas pocas películas porno no le sonarán raros los nombres de Nikki Wilde, Draghixa, Selen, Jenna Jameson, Tania Russof, Tabatha Cash, Barbara Doll o Sarah Young. De todos modos, cada temporada surgen nuevas actrices como hongos, sobre todo de los antiguos países comunistas, donde se vive actualmente una transición aún más fuerte que la que se vivió en España. Algunas de las actrices prueban fortuna en el cine convencional con resultados desiguales. La mítica Traci Lords, ha participado en varios largometrajes comerciales como Cry Baby, de John Waters, al lado de Johnny Depp, e incluso en algunos episodios de la televisiva serie Melrose Place. Otra mítica diva de los pornoadictos de los ochenta, Ginger Lynn, salió de las películas porno para participar en alguna experiencia marginal en el campo del "gore", además de su sonado romance con Charlie Sheen. La exótica Tabatha Cash ha sorprendido a la crítica francesa ya que ha protagonizado el filme Rai, donde ha demostrado que tiene un futuro esperanzador en el cine serio. El caso de los actores es más llamativo. Muchos de ellos no cobran. Otros son elegidos por evidentes aptitudes físicas. Algunos adoptan nombres tan ridículos como Alain Deloin, Don Fernando o Frank Versace. Otros, como el italiano Rocco Sifredi, han conseguido llegar a ser estrellas en un ámbito dominado principalmente por las mujeres. Algunos han destacado por asuntos tan peculiares como John Holmes, alias Mister 35 cm., y John Wayne Bobbit, a quien su mujer Lorena Bobbit, seccionó el pene. Tras el escándalo, el apéndice del tocayo de Marion Morrison fue repuesto y le sirvió para ganar un buen puñado de dinero gracias al morbo que causó en la gran mayoría de la gente. Otro actor extraño es el gordo, casposo, gilipollas y feo Ron Jeremy, que aparece teniendo relaciones sexuales con bellas y concupiscentes jovencitas en infinidad de películas, lo cual sorprende de una manera clara. Se le intenta identificar con el ciudadano medio. También ha probado suerte en el cine convencional con cameos tan lamentables como el que hace en Killing Zoe del mentecato Roger Avary.

El porno es malo cuando tiene pretensiones más allá del mismo cine porno. Como ejemplo claro están las películas del italiano Mario Salieri. Drácula, de Mario Salieri, intenta ser la réplica porno a Drácula, de Bram Stoker, con algo más vestuario, ambientación y dinero que lo habitual y con interpretaciones dramáticas de los "actores", si es que se les puede llamar así. Algo similar sucede con otro filme llamado Concetta Licatta que intenta rememorar los personales universos de Fellini, de manera tosca, burda y pobre. Volviendo al tema del "star system", algunas actrices están cotizadísimas y forradas de dinero hasta el punto de formar su propia productora como por ejemplo Sarah Young, que ha montado una macroempresa que no sólo comercializa con películas sino también con todo tipo de publicaciones pornográficas y otro tipo de objetos.

En cuanto a los países productores de filmes porno, Estados Unidos se lleva la palma, realizando películas muy comerciales, con una serie de estereotipos marcados en la misma línea de convencionalismos que las comedias típicas, o las películas de acción del cine americano convencional. Si las películas de Stallone, Chuck Norris o Van Damme crean un estilo propio lleno de tópicos y convencionalismos, las de las productoras porno americanas guardan grandísimas similitudes unas con otras. Las producciones europeas son otro caso. Como el cine convencional europeo, están a años luz de las películas americanas, en cuanto a presupuestos y producción, siendo mucho más baratas y cutres. Además, se producen en Europa la gran mayoría de filmes relacionados con diferentes desviaciones sexuales. En ese sentido llaman la atención las películas nórdicas, holandesas y alemanas. Las francesas e italianas son más viscerales. Las españolas, casi inexistentes, aunque parece ser que ahora está comenzando una revitalización del porno patrio tras los éxitos del Festival de Cine Erótico de Barcelona, que no es ni de cine, porque casi sólo se presentan vídeos, ni erótico porque el contenido es marcadamente pornográfico y explícito, aunque respecto a la discusión que diferencia erotismo de pornografía se podrían decir muchas cosas. Lo que si que es seguro es que es festival y que se celebra en Barcelona.

Una novedad que ha empezado a pulular por las sex shops y los vídeo clubes es la del vídeo-magazine. Ideada por el veterano y famoso grupo sueco Private, fundado hace treinta años por el pornófilo sueco Berth Milton y convertida hoy día en una Multimedia que factura millones de millones al año, el contenido de los video-magazines presenta diferentes historias y noticias relacionadas con el mundillo, así como avances de películas de la misma productora y otra serie de cosas que no hay en las películas porno convencionales, dando un hilo conductor a las producciones, cuya calidad supera a la media aunque mínimamente, y subsanando errores de los filmes porno convencionales. Este sistema ha sido copiado por otras productoras y está tomando un inusitado auge actualmente.

Antes de finalizar, es preciso aludir a un aspecto inherente al estudio del cine porno y es la alarmante falta de información y de bibliografía especializada sobre el tema. Tan sólo algún libro que ha salido recientemente catalogando de manera difícil las producciones porno surgidas en vídeo, la Vídeo-Guía X, hacen que sea difícil una interpretación seria sobre el tema. La revista Hot Vídeo, especializada en vídeos porno, ofrece en algunas de sus secciones una interesante información acerca de este mundillo. Por otro lado, es de agradecer la información de los vídeo-clubes, que lo que más alquilan con una gran diferencia es porno, así como las sex shops, cada vez más en boga en España y relacionadas directamente con el cierre de los cines X. Por último, es de agradecer la presencia de algunos pornófilos conocidos como Berlanga o Antonio Pérez Millán, director de la Filmoteca de Castilla y Leon, ya que muchas veces estos personajes han hecho más por el cine porno que muchos directores y actores. Berlanga con sus repetidas presencias en el Festival de Barcelona y con la dirección de la colección de literatura erótica, la sonrisa vertical. Pérez Millán, impartiendo seminarios sobre cine porno en la Universidad de Valladolid..

Esperemos que el panorama cambie y que el porno atraviese los umbrales de la marginalidad, cosa harto difícil. Además, la hipocresía de la gente abunda, ya que casi todo el mundo admite que nunca han visto una película porno, cuando los viernes por la noche el Canal +, aumenta su cuota de pantalla, con personas que no cuentan con decodificador y que ven las películas X con rayas y sin sonido.

En fin, muchos asuntos se quedan en el tintero, como la relación entre el cine "serio" de alto voltaje erótico y la pornografía, o el de la misma definición que diferencia erotismo y pornografía, pero sería adentrarnos en terrenos farragosos y discusiones bizantinas que dejamos para otro momento.

Kepa Sojo
Director de Cine y Profesor de historia del Cine de la UPV

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