Septiembre 2001

La poesía si es que existe

kepa murua

Donde ninguno te abraza el mar son tus ojos. La poesía es la mirada al infinito, un océano profundo de sensaciones, pero el mar son tus ojos cuando nadie te alcanza. El paseante camina con sus cosas, muchas veces no piensa, camina mientras se deja llevar por el silencio de su pensamiento. El tiempo convierte esa sensación en un acontecer vital para entender la existencia. El paseante siente el paisaje, vislumbra su vida, huellas de su devenir, itinerarios que delatan su libertad. Cree estar ante un libro reescrito como días se suceden, uno tras otro, leyendo pasajes que tantos como él descubrieron sin pensar en nada, ni siquiera en la muerte. Distante, el mar tiene esas cosas, miras hacia delante y sientes el peso de la lejanía, vagas con la mirada por el horizonte y sientes el viaje, te zambulles en él y levita el cuerpo desnudo ante un mundo sin apenas palabras. El mar llega muy dentro. Cuando te acercas a él te huele y te identifica, donde te alejas te persigue en sueños. Como la poesía por ti en verano abre los ojos con orgullo y en invierno los cierra con devoción para vivir su propia vida.

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