Noviembre 2001

Debate Bertelsmann

Comunicado de Prensa del 5 de octubre de 2001: La incoherencia del "radicalismo" capitalista

La editorial Debate, perteneciente al grupo Plaza y Janés, presentó el 3 de octubre en el Teatro Pradillo de Madrid Contratiempos. Panfletos de pensamiento radical. Una nueva colección para cambiar nuestro mundo, que, según los responsables de la misma, ha visto la luz gracias al capital aportado por Bertelsmann, multinacional alemana de la que depende el grupo editorial español.

En la presentación participaron Constantino Bértolo, director de la editorial, Juan Pedro García y Jorge Riechmann, autores de dos de los tres primeros libros de la colección, Jaime Pastor, director de la misma, y ciudadanos miembros de asociaciones y colectivos sociales.

Constantino Bértolo manifestó que "nosotros queremos recoger aquellas voces que tengan intención de decir en voz alta pensamientos radicales". Debate busca reunir en sus filas a autores que se denominan radicales con cuyo pensamiento quiere comerciar. La editorial no puede ni quiere ganar mucho dinero con esta colección, que vende a bajo precio. A pesar del enorme respeto que nos merecen autores de la gran trayectoria de Jorge Riechmann, no podemos evitar concluir que Debate pretende apropiarse de un aparente pensamiento radical y pagar a quienes lo expresan por escrito para que sigan produciendo un sucedáneo que ella se encargará de hacer pasar por genuino.

El radicalismo democrático se orienta al activismo político, social y cultural, y promueve la directa participación de los ciudadanos en todos los espacios públicos, también en el literario. Un escritor radical no precisa estar respaldado por un gran capital; la auto edición y la edición en cooperativa o en pequeñas editoriales independientes son también modos de publicar. Los escritores radicales disponen de diferentes vías de acción que no tienen por qué estar inscritas en el capitalismo; si lo están, es porque los escritores son radicales de palabra y, cuando menos, falsos radicales de acción.

"El futuro de la colección lo dirá el mercado", dijo Bértolo. Es normal que una editorial multinacional capitalista y corporativa hable así. Pero no es aceptable que escritores supuestamente radicales se unan a Debate en una acción dudosa que relega a la papelera la puesta en práctica de las ideas.

Esta colección quiere convencer al lector, según manifestaron ayer quienes en ella colaboran. ¿Por qué no intentar hacerle reflexionar, en lugar de querer convencerlo? Un lector convencido seguirá comprando la colección; un lector pensante decidirá por sí solo si quiere seguir consumiéndola o no.

Juan Pedro García dijo que todos los escritores revolucionarios del mundo han publicado en editoriales multinacionales; eso es falso; no lo hacen Chomsky ni muchos otros intelectuales, entre ellos algunos miembros de LEI.. Afirmó que "el comunismo es una forma de vida libre y eso es lo que queremos todos"; falso, porque nuestra sociedad no es uniforme y en ella caben otros proyectos e ideales merecedores de respeto; quien niega la pluralidad en nombre de uno solo de esos ideales niega la libertad. García dijo considerar al capitalismo como su enemigo, pero en la práctica está contribuyendo a que una empresa capitalista y corporativa sea más fuerte.

Miembros de LEI protestaron pública y enérgicamente el 3 de octubre ante varias decenas de personas, entre ellas escritores conocidos, por una contradicción de base: una estructura capitalista no puede producir pensamiento radical porque no puede decir una cosa y hacer otra, no puede buscar el beneficio económico y al mismo tiempo promover la formación del espíritu crítico. Bértolo sólo pudo manifestar: "Sí, es verdad".

Y LEI seguirá protestando.

Liga de Escritores Independientes LEI - Comunicado de Prensa del 5 de octubre de 2001
www.ligadeescritores.com

Respuesta de Jorge Riechmann al comunicado de prensa de LEI de 5 de octubre de 2001:

Señor Marzo (junto con los otros seis distinguidos miembros de la Liga de Escritores Independientes):

como me ha cabido el dudoso honor de convertirme en uno de los blancos de su único comunicado de prensa hasta la fecha (de acuerdo con los materiales expuestos en su página web, y exceptuando su nota del 23 de abril de 2001, en la que daban cuenta del nacimiento de su asociación), le dirijo estas líneas. Le aseguro que serán las únicas en que aborde este enojoso asunto.

La superstición de que el medio corrompe instantáneamente el mensaje es simétrica del angelismo según el cual medio y mensaje no tendrían nada que ver. ¿Si publico un libro de poemas en la editorial DVD soy un poeta virtuoso, y si lo hago en la excelente colección de bolsillo que dirige Ana Mª Moix dentro de Plaza y Janés soy un esclavo del capital? ¿Si publico un ensayo sobre ecología en Los Libros de la Catarata soy un radical irreprochable, y si lo hago en Debate un pseudorradical criptocorporativo? No me haga usted reír.

Es obvio que categorías como radicalidad, autenticidad o marginalidad no proporcionan información alguna sobre la orientación y los fines de un movimiento social o una corriente estética. Son categorías posicionales (y en este sentido poco informativas): su contenido depende del concreto contexto donde se utilicen. Podrían --por ejemplo-- aplicarse igual a un movimiento de extrema derecha que a uno de extrema izquierda. La radicalidad o la marginalidad no son --me parece-- valores en sí mismos. Lenin decía que había que ser radicales como la misma realidad: en la medida en que es preciso cambiar de forma radical la realidad somos radicales, pero no somos radicales porque sí, en abstracto, sin referencia a la realidad. Esto es para mí esencial: la referencia a la realidad, el vínculo social (que está por recrear/ reconstruir/ crear).

¿Mi pensamiento, radical sólo en apariencia? Para usted la perra gorda. Cuando escribo sobre asuntos sociopolíticos nunca me ha preocupado lo más mínimo ser radical: sólo he intentado ser razonable (es decir, radical --si se quiere-- en aquel sentido de Lenin). Links von mir ist nur die Wand: así se caracterizaban, dentro de la izquierda alemana de los años setenta/ ochenta (y Die Grünen), los verbalismos ultrarradicales. "A mi izquierda, nada más que la pared". A ver quién mea más lejos. A ver quién es más radical. Me parece un juego pueril, y no juego: hay formas mucho más interesantes de perder el tiempo.

Me siento muy satisfecho de haber publicado Todo tiene un límite (ecología y transformación social) en Editorial Debate: un libro barato, que llegará a círculos de lectores más amplios, seguramente, de lo que haya podido conseguir con obras anteriores (publicadas en pequeñas editoriales independientes, como Talasa o Libertarias, y con mayores problemas de distribución). Me alegra que Constantino Bértolo haya dado el paso adelante que supone la colección CONTRATIEMPOS, porque eso quiere decir que en esos altos círculos se percibe una demanda social --traducible en demanda de mercado-- de pensamiento crítico. Y me importan un bledo las elucubraciones del señor Marzo sobre mi pureza moral: la vida responde de la obra, la obra responde de la vida, y siempre he procurado que mi decir no se alejase demasiado de mi hacer en el terreno que de verdad importa. Que es el trabajo práctico, cotidiano, dentro de los movimientos sociales emancipatorios. Desde mediados de los ochenta se me ha podido encontrar en colectivos anti-OTAN, en grupos ecologistas, en medios sindicales, en la izquierda política organizada allende el PSOE. Al señor Marzo nunca me lo he encontrado en esos lugares.

Contra el gran capital no se lucha absteniéndose de publicar en editoriales como Debate. Yo, en la medida de mis modestas fuerzas, lo he hecho en estos últimos años --de 1996 para acá-- en terreno real, y no meramente declarativo: enfrentándome de forma directa a las transnacionales agroquímicas que comercian con transgénicos y plaguicidas. Mi responsabilidad como ciudadano está ahí. Huelga decir que tampoco me he encontrado nunca al señor Marzo en tales contextos.

Creo sinceramente que, con su desafortunada intervención en el acto público del día 3 (en el que usted estuvo presente sin escuchar, a lo que parece: si no se hubiese enterado, por ejemplo, de que Jaime Pastor no es el director de la colección, sino sólo un militante de la izquierda de verdad, no declarativa, que se interesó por la colección hasta el punto de ayudar a presentarla) y con su comunicado de prensa del día 5, está usted metiendo la pata hasta el corvejón.

Ser una víctima no confiere ninguna calidad moral especial. Ser marginado no proporciona ninguna superioridad ética. Hay que luchar contra las fuerzas y las estructuras que provocan daño y marginación, pero sin engañarnos sobre lo que estamos haciendo. El victimismo es uno de los peores posibles puntos de partida para cualquier cosa que uno desee hacer. Ustedes sabrán a lo que aspiran.

Le ruego cuelgue estas líneas en su página web, junto a su comunicado de prensa del 5 de octubre, si es que tiene en algo los valores a los que retóricamente apela en el comunicado, y hasta más ver.

Jorge Riechmann
6 de octubre de 2001.

Nota de LEI del 10 de octubre de 2001:

Sr. Riechmann:
Conforme a sus deseos, introducimos su réplica en nuestra página web. Lamentamos que se haya tomado como un ataque personal lo que era una crítica a la estrategia editorial emprendida por Bertelsmann. Respecto de sus otras observaciones, le remitimos a nuestro anterior comunicado de 5 de octubre, en cuyo contenido nos reafirmamos. Sus alusiones personales serán contestadas, si procede, por otro medio distinto de éste..

Fe de erratas: Jaime Pastor no dirige la colección Contratiempos, aunque sí la avaló con su presencia en la mesa de presentación.

Fdo.: junta directiva de LEI

Respuesta a Jorge Riechmann de José Marzo, respecto de la colección Contratiempos lanzada por Debate-Bertelsmann

Estimado Jorge Riechmann:

Debo aclararte que, si bien fui yo quien tomó la palabra durante el acto de presentación de la colección de Debate-Bertelsmann, el comunicado de prensa de fecha 5 de octubre fue consensuado por la junta directiva de la Liga de Escritores Independientes LEI. La junta está formada en la actualidad por Mari Carmen Imedio, Clandestino Menéndez y yo mismo.

No pienso que la profunda crisis de credibilidad de la izquierda ni la situación actual merezcan una disputa personalista, pero tu última carta, en la que demuestras haber confundido nuestra crítica colectiva a una estrategia editorial con un ataque personal, y que has trufado de alusiones también personales, no me deja otra alternativa que responderte.

Es cierto que durante una década, desde las ya históricas movilizaciones contra la OTAN (en las que participé) hasta hace unos pocos años, ni me afilié a ningún partido ni sindicato ni intervine en la acción directa. En esos años hubiera aceptado gustoso publicar en Debate. Soy uno de tantos que intentaba rasgar la placenta de la adolescencia en la misma época en que irrumpía el desencanto. Los ideales en los que habíamos sido educados y en los que creíamos se derrumbaban: el comunismo clásico parecía fatalmente abocado al totalitarismo y era incapaz de mostrar un rostro humano, el socialismo democrático negociaba a la baja con el capitalismo, y los movimientos sociales de base, tanto socialistas como libertarios, eran arrastrados a la marginalidad, como quien aparta la pelusa de un escobazo. Como tantos otros, me preguntaba: ¿por qué los ciudadanos han dado la espalda a los proyectos de izquierdas? ¿cómo es posible que gobierne un partido socialista y renovemos nuestro contrato, si lo renovamos, cada tres meses? ¿por qué, pese a los sindicatos, tan grandes y organizados, y a los partidos de izquierda, tan poderosos, somos incapaces de crear un mundo más justo? ¿por qué se incumple sistemáticamente lo que se promete en las elecciones? ¿por qué perdemos con ritmo acelerado los derechos que nuestros padres han conseguido con mucho esfuerzo?

Si nos atenemos a las palabras de los noticiarios de la televisión, un radical sería, quizá, un ultranacionalista, o un musulmán fundamentalista, o, simplemente, un individuo que pierde los nervios y arroja una piedra contra un escaparate. Seguiremos sin entender nada y confundiéndolo todo si permitimos que los malos periodistas continúen tergiversando el lenguaje.

Te informo de que el radicalismo democrático o democracia radical, que suele abreviarse como radicalismo y no debe confundirse con el liberalismo de Bonino en Italia o de Alfonsín en Argentina ni con el republicanismo de Azaña, es una filosofía política de vanguardia, y subyace en lo mejor y más ponderado del movimiento antiglobalización, a la izquierda del social liberalismo de organizaciones como ATTAC. La intelectual que más ha profundizado en ello es la belga Chantal Mouffe. Yo no paso de ser un aprendiz y un apasionado transmisor.

Su proyecto es la recuperación de la lucha por la igualdad y las libertades, la multiplicación de los espacios en los que esta lucha es posible y, en definitiva, una democracia más plural y participativa. Puesto que participamos públicamente mediante la palabra y el acto, un ideal de comportamiento es reducir el divorcio que inevitablemente existe entre la una y el otro. De ahí que, pienso, ningún partido, empresa, sindicato ni persona sea propiamente radical, sólo los actos lo son. Tampoco yo, desde luego. En una ocasión ya me declaré radical, ahora me conformo con intentar aplicarlo. Acepto en este punto una importante objeción, la de que esta indefinición conduce a una extrema incomodidad psíquica. Pero ¿qué es el pensamiento, sino la expresión de la incomodidad psíquica? Pensamiento, movimiento, búsqueda incesante del equilibrio.

Pensémoslo de otro modo: renunciamos a alcanzar la utopía, nunca dejaremos de luchar por ella.

Jamás se me ha pasado por la cabeza que un escritor no deba obtener ingresos por una obra bien hecha, no deba ser reconocido públicamente por sus méritos o tenga que renunciar a la difusión de su obra. También un camarero debe recibir compensaciones a sus esfuerzos, y un vendedor de zapatos y un bombero... Si pensara otra cosa, sería un puritano, cuando lo cierto es que mi pensamiento es mestizo. Y digo esto a sabiendas de que la literatura no es exactamente una profesión y que saldrá perdiendo siempre que los incentivos extraliterarios primen sobre la imperiosa necesidad de expresar, de crear belleza, de comunicar.

Afirmas estar a la izquierda del PSOE. Yo también. No resulta demasiado difícil. Nunca me has encontrado en esos lugares, dices. El argumento no es muy brillante, la verdad. No sabía que pasaras lista. Por otra parte, ten en cuenta que sólo unos pocos aparecéis en las fotos.

Continúa sorprendiéndome el hecho de que Constantino Bértolo afirmase que diseñaron la colección para ganar dinero y, sin embargo, comercializándola a tan bajo precio demuestren que no quieren ganar mucho dinero... ¿Qué ganan entonces? ¿Qué interés puede tener la mayor multinacional del libro en publicar libros con el adjetivo "radical", cuyo adversario debería ser ella misma y su engranaje? ¿Quizás el control cultural?
No me has entendido si consideras que te "condeno" moralmente por publicar en Debate, donde, en palabras de Bértolo, "se puede hablar de todo menos de El Corte Inglés". No está en mi mano condenar, porque ni soy un dios ni soy cristiano. Es tu opción, y tú la asumes y te responsabilizas de ella, pero es la misma piedra en la que han tropezado los intelectuales y escritores de izquierda desde hace veinte años.
Es tu opción, repito, no la mía. Yo me limito a observar una actitud contemporizadora que, además de incoherente, se ha demostrado ineficaz.

Sé perfectamente que los miembros de LEI hemos marcado una línea. Pero es una línea que ya existía. La democracia, cuyos principios constitutivos son la igualdad y la libertad, y el corporativismo, que se fundamenta en la jerarquía "natural" y en el simple interés de los grupos, son sistemas sociales y políticos antagónicos. Actualmente, las grandes editoriales y los tentaculares grupos de comunicación responden mejor al modelo piramidal y antidemocrático del corporativismo.

Se cuenta que Alejandro Magno, el hombre más poderoso de su tiempo, se acercó a Diógenes, que tomaba el sol en su tinaja, y le dijo:

-"Pídeme lo que quieras".

"No me hagas sombra", respondió.

No le pidió que le publicara un libro.

Estoy de acuerdo contigo en que este asunto es enojoso; pero no sólo enojoso. También es crucial.

Atentamente

José Marzo

11 de octubre de 2001

(Observación: dado que las normas internas de LEI impiden utilizar su portal para respuestas personales, esta carta se ha difundido por el sistema de correo electrónico)

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