Mayo 2001

Leer a oscuras

borja de miguel
Si me necesitas, llámame

Encontrados algunos en su propia casa y otros en la Biblioteca de la Universidad del Estado de Ohio, acaban de publicarse cinco relatos inéditos de Raymond Carver bajo el título “Si me necesitas, llámame”. Los cuentos, todos ellos versiones no definitivas que Tess Gallagher –su viuda-, Jay Woodruff y su editor Gary Fiskejton retocaron manteniendo el “estilo Carver”, narran historias de gentes en la línea del cambio. Parejas que se deshacen, hombres que intentan definitivamente dejar la bebida, vidas que por alguna razón se tambalean…, en definitiva, una pieza más del mundo que Carver supo crear con su escritura. Y es que en el fondo la literatura es eso, crear una verdad independiente de las demás, crear un mundo donde lo importante es la coherencia interna y las únicas normas que rigen son las que se impone el autor. Es crear un estilo.

Carver lo consiguió, aunque quizás con cierta ayuda. Alessandro Barico, en un artículo escrito para el diario italiano La República, explica cómo Gordon Lish, uno de los editores de Carver, corregía los relatos radicalmente llegando, a veces, a eliminar el cincuenta por ciento del texto. A él se deberían los finales secos como rocas, fríos y sorprendentes que dejan con el pensamiento en el aire, más que inacabados, inexplicados, y que provocan el tan reconocible efecto Carver. En sus originales Carver explicaba, daba los razonamientos, los motivos y no es que el cuento perdiera calidad pero era otro. Quizás ya existían cuentos así. Carver sentía la necesidad de defender a los personajes negativos –seguramente se sentía uno de ellos-, Gordon Lish la de cortar y borrar las pistas demasiado evidentes de Carver. Entre ambos consiguieron crear un estilo que ha servido de modelo para gran número de creadores posteriores y que refleja las contradicciones, el quedarse sin palabras y cierta amargura del estilo de vida americano, aunque cada vez tiene menos sentido diferenciar entre América y Europa.

En realidad, nunca sabremos con seguridad hasta qué punto fueron así las cosas y cuánto intervino la mano del editor a la hora de revisar los textos de Carver, pero no importa. Lo que importa es entender el peso del estilo, que la forma puede decir más que el contenido –sobre todo en literatura-, y que un buen escritor es aquél al que se reconoce al leer y no puede ser imitado con éxito. Todo esto se da en la obra de Carver y estos nuevos relatos harán sin duda disfrutar a aquellos que se sientan cómodos en ese mundo áspero que él, brillantemente, supo crear.

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