Diciembre 2001

Ahopetik

alfonso garcía de la torre

Percepción auditiva

Trataré de exponer brevemente algunos conceptos básicos que hacen referencia a esta interesante materia. Pondré varios ejemplos prácticos para hacer más comprensible un campo de estudio en constante evolución.

En la audición siempre se deben tener en cuenta varios factores, tanto fisiológicos como psicológicos, que inciden en la percepción final del sonido. El primer factor sería el hecho de que disponemos de un sistema periférico innato por naturaleza: el aparato auditivo. El oído es el órgano receptor en donde comienza el camino a través del cual el estímulo acústico se va a convertir en sensación sonora. Se trata de un complejísimo sistema, el cual trabaja en combinación con otros transductores sensoriales (ojos, tacto, etc.) Todos ellos nos van a facilitar una gran cantidad de información finalmente procesada en el cerebro.

Un buen ejemplo de la interacción de los sentidos en el proceso de la percepción se da en los conciertos: una buena audición se verá favorecida si la visión del escenario es óptima.

El segundo factor que influye es la configuración del sistema nervioso por medio de cual se transmite toda la información recibida en el aparato auditivo. Del oído interno parten miles de fibras nerviosas hacia el cerebro: una conexión de 30.000 neuronas.

Existen tal cantidad de grados de intensidad y de alturas reconocibles (300.000 aprox.) que sería imposible discriminar todos estos datos en un área tan pequeña de nuestro oído (la cóclea). Sin embargo somos capaces con mayor o menor éxito de codificar y procesar una extraordinaria cantidad de información.

La historia se complica mucho más cuando comprobamos que el sonido no posee solamente dos atributos unidimensionales como son la altura (alto o bajo) y la intensidad (fuerte o débil). Escuchamos un sonido e inmediatamente utilizamos un adjetivo para acotarlo: brillante, oscuro, suave, compacto, apagado, hiriente, limpio, retumbante, seco, claro, transparente, preciso,... Aparece el timbre como atributo multidimensional básico en la percepción sonora. Un concepto ambiguo, siendo imprecisa su explicación con una sola palabra.

Ante un sonido cualquiera preguntemos varias personas cómo lo catalogarían. Después añadamos a los adjetivos empleados sus contrarios. Finalmente busquemos un sonido que se ajuste a cada contrario: difícil y entretenida tarea. Si la formación musical de cada persona es variada el proceso se enredaría mucho más.

Llegamos al tercer y último factor al encontrarnos con un sistema central ubicado en el cerebro. Hablemos de la inteligencia: no se hereda y depende siempre de los estímulos recibidos desde que nacemos, de las condiciones en las que se haya desarrollado nuestra educación, etc. Esto quiere decir que desde muy pequeños la vamos configurando, y por tanto, nuestra capacidad cerebral presente va a responder de una forma u otra a una gran variedad de estímulos acústicos. La percepción será entonces el proceso mediante el cual asignamos una información sensorial a toda una serie de datos previamente almacenados en nuestra memoria gracias a la propia experiencia, al aprendizaje individual.

Un aspecto no menos interesante es la distinta respuesta a los estímulos sensoriales según la etapa de nuestra vida. En la infancia poseemos una mayor facilidad para el aprendizaje de idiomas; en la música citemos al “oído absoluto”, una habilidad (alcanzable en menor grado en la madurez), que poseen menos del 1 % de la población que consiste en reconocer y nombrar la altura de un sonido sin ninguna referencia.

Alcanzado este punto cabría preguntarse qué tiene más importancia en la audición: la estructura interna del sistema receptor o la experiencia musical propia. La conclusión es que se deben tener en cuenta tanto los diferentes grados de educación musical como la propia naturaleza del aparato auditivo, para evaluar en su justa medida la fisiología y la psicología de la audición.

Concluyamos con algunos ejemplos que sugieren otras derivaciones acerca de este tema:

- ¿una orquesta posee mejor sonido si los músicos van correctamente uniformados? (por favor, no permitamos que el ojo prejuzgue al oído)

- algunos melómanos de toda la vida dicen que en sus tiempos las orquestas sonaban mejor (en ocasiones consecuencia de una severa reducción de la capacidad auditiva en agudos, producto de la edad)

- somos capaces de “enfocar” con la mente el sonido: una eficiente concentración en un concierto puede evitar que la tos del de al lado moleste la escucha (el técnico de sonido que está grabando no puede decir lo mismo ya que el micrófono realiza una escucha pasiva)

- la música provoca diversas emociones, cambia la frecuencia respiratoria y cardíaca, pone la carne de gallina o nos causa sudores (variadas respuesta del cuerpo ante un conjunto de sonidos ordenados en el tiempo y en el espacio

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