nº 165 • Abril - Mayo 2015

Espacioluke

Alex Oviedo

Cámara oscura

En varias ocasiones he recurrido a esa cita atribuible a Billy Wilder al que le preguntaban qué era necesario para una buena película. Y él respondía que tres cosas: guión, guión y guión.

Seguramente, el mayor acierto de Txarriboda (La matanza), la nueva película de Javier Rebollo y Alvar Gordejuela se basa en contar con un argumento bien trenzado, que bebe por momentos de películas como Seven o de series como True Detective —lo macabro de algunos planteamientos y escenarios, y la idea de un asesino en serie— pero que plantea una premisa inicial interesante: ¿puede un tipo normal acabar convirtiéndose en asesino? Para María Eugenia Salaverri, coatora del guión, sí. Vayamos con el argumento: Fran (Mikel Losada) es un empresario que ve cómo su mundo puede desmoronarse si se acaba divorciando de su mujer. Para evitarlo, urde un complicado plan que pasa por imitar los crímenes de un antiguo asesino en serie, y que finalizarían con la muerte de su esposa. La entrada en escena de Clara (Itziar Atienza), una policía especializada en asesinos en serie, llenará de obstáculos estos planes.

Asesinatos, una investigación policial repleta de trabas 'políticas' y un punto machistas, un pasado aún sin resolver por parte de la protagonista, pero sobre todo el paisaje espléndido de la costa vizcaína, convierten este thriller rodado en euskera en una de las propuestas más interesantes filmadas en Euskadi en los últimos años. No sólo porque el filme muestre los engranajes para cometer un crimen de quien jamás pensarías que podría cometerlo, sino porque se adentra en una investigación cercana, real, alejada de los arquetipos procedentes del cine americano —no en vano, el rodaje contó con el asesoramiento de especialistas de la Ertzaintza en resolución de crímenes—. El suspense, la tensión dramática de muchas de las escenas, es subrayada con tino por la banda sonora de Aranzazu Calleja. Mención aparte a los actores. Porque si a Mikel Losada le va a costar quitarse el estigma de personaje capaz de sacar lo peor del ser humano, el papel de Itziar Atienza nos lleva hacia esas heroínas cotidianas, marcadas por experiencia personal, de una constancia que enerva a unos superiores mediocres pero que no le aleja del trabajo para la que ha sido requerida. El reparto lo completan Aitziber Garmendia (contenida y creíble como esa esposa cada vez más alejada de su marido), el propio codirector, Alvar Gordejuela (quizás su mejor papel hasta la fecha en la piel de ese jovencito ertzaina voluntarioso y algo despistado), Patxo Telleria, Ramón Aguirre, Zorion Eguileor o Loli Astoreka. Una cinta que abre la mano al cine vasco para recrearse en nuevos argumentos y apostar por el trabajo —silencioso a veces, complicado otras— de actores, directores, músicos… que de seguro darán mucho que hablar.