nº 165 • Abril - Mayo 2015

Espacioluke

Enrique Gutiérrez Ordorika

Lluvias de abril

Las parejas y las revistas literarias
duran casi siempre dos números.

Fabián Casas (Horla City y otros)

Luna de abril

Como loco humo de voz y chimenea, busco la luna de abril por las noches del invierno. Las piedras abren retratos en la nieve y yo quimeras en las cabezas despejadas. Podría trazar, astuto, el camino de la cordura, pero una bala de sin destinos sellaría mi osadía. A ti, calle de espejos rotos, te robaron la mirada, y ahora dicen que palpas pechos de mujer por cobardía. Sin embargo, las verdades caprichosas no crecen donde las plantan los papeles. Por eso, del decir al dicho existe un largo trecho en vaivenes de lomos de burro y sonar de cascabeles. Siempre hablando se entienden los mudos que no protestan Pues para demostrar que la fecha no corresponde al calendario siguen sin desperdiciar saliva los que cotidianamente ocupan el horario. Ahí reposa el nudo principal de la atadura. ¿Y si el calendario reniega de la fecha? Locura. Revuelta. Escribirá el poeta: luna de abril en la noche del invierno.

Sin blanca

Abril no es un mes anónimo, a pesar de que mienten los refranes y no llueve ni mil ni quinientos... Para descifrar cuestiones numéricas es preciso utilizar correctamente puntos y comas. A mí hay días en que el sol y los ceros me dejan mojado. Es decir, tengo muchos ceros a la izquierda o muchos a la derecha con coma. Es mejor no salir de casa cuando llueve tanto.

Las caricias repes

Eco de sol en las tejas de tus ojos negros para dar aviso a las golondrinas de que hay dos veranos. Vuelven. Aún queda tiempo para revivir recuerdos románticos. Adolfo Becquer, desde su tumba, reescribe poesía. Deja que, libre, tu pubis desnude un segundo y otro segundo. Recitemos la entrada en la edad de las caricias repes.

La casa

Es difícil confeccionar un poema con materiales demasiado cotidianos: La casa era pequeña, como tantas. Tenía una puerta, como todas. Y, tal vez, un pasadizo nocturno, pero entonces no resultaba necesario. Es fácil inventar un saludo, un personaje casual y, si fuera preciso, un sol romántico, pero me cuesta explicar que cuando llueve una tarde, otra tarde, esta tarde, para ti y para mí, aquella casa ya no es algo cotidiano.

Nocturno

Como gato perturbado, erizó su lomo la noche. Y como ratones asustados, los amantes se ocultaron en sus agujeros.

Reescribiendo paginas

De ese tiempo parcheado pulsando una máquina, he derribado esqueletos de huesos donde colgar perchas y abrigos. Provisto de trajes y besos falsos, saludo galante a las buenas vecinas. Cuando cuelgan la ropa, ponen al sol su buen muchacho. ¡Mentiras! En sueños hablan los mudos y ríen los callejones. Resulta bella Venecia para esos amantes tardíos que navegan y gimen sobre tanta agua. Los que no alcanzamos más ciudad, contentos bailamos en breves humedades. Al fin y al cabo, tic a tac, se puede reescribir otra página.

Camino

A la luz del reflejo de plata del horizonte le salió un hombre con una azada al camino y le dijo: Yo, ignorante, sé que es hermoso tu rostro y cortos los huesos que alargan mis brazos, y que mis pies son los que a ti te llaman camino.