nº 163 • Febrero 2015

Espacioluke

María Villar Portas

Poemas de "La velocidad del silencio"

PERFECCIÓN DEL HECHIZO

Mi silencio ilumina un sueño pálido,
incrementando esas flechas
que se ahorcan en horas nocturnas,
aves que se dirigen
hacia un amanecer ritual.

Dibuja una silueta
hecha de sorpresas perseguidas
entre horizonte y horizonte.
Incapaz, aún,
de encontrar vida planeando
sobre la locura del viento y la sombra.

Persiste, sin embargo,
en esa búsqueda
del grito espectacular
de un simple abrazo
que vive
en la oscuridad gloriosa de la carne,
y cree
que es un bosque caminando
a través del desierto de los días
en tanto se invierten las soledades
y los animales todos se ríen
de un mundo que no entienden.

Se calla este mar antiguo
mientras bromea el llanto perdido
en el arte del sufrimiento
y alcanza la perfección del hechizo.


OBSESIÓN DE VIVIR

Mañana será mi rostro
un lugar para que viva el instante,
aquel que le sobra a la lluvia
y al silencio de la piel.

Se convertirá en voz
para los días que caerán sobre las manos
y correrá por el jardín
desesperando del invierno.

Algún pliegue
llegará desde la nada,
para tomar posesión de su parcela,
y lo dejará pasar
entre la tiniebla de los ojos,
que se instale
sobre el humo de la mirada
y juegue a soportar mi andadura.

Así será
esa belleza de las horas,
que nacen todo el tiempo,
para beber nuestra esencia perfecta
al son de una mano
que dirige sus agujas.

No habrá enredos
en esas superficies
que besa la porcelana
y que usan un pacto
condenado a la sonrisa eterna.

Vivirá el segundo
olvidando que ha nacido
para destruir
la obsesión de vivir,
maldiciendo
las normas del Universo
que nos hace envejecer,
agitando las luces
que anidan en lechos de música
para que no sufran los amaneceres
la torpeza de la lluvia.

Será así
que hablará el grito arrugado
de los que han olvidado
su propio nombre
y perdido los símbolos
de su lugar en el mundo.