nº 163 • Febrero 2015

Espacioluke

Pedro Tellería

Cuadernos Oxford

Trotta publicó hace unos meses Jesús, del prolífico Hans Küng. Centra la imagen de Jesús a partir de los grupos sociales del momento (fariseos, zelotes, saduceos…) y traslada esa comparación al presente ...

Va una entrega de pistas culturales. Para los amantes de la música extrarradial, Klezmer and Hassidic music, el disco de 2014 de The Burning Bush. Son londinenses y tocan klezmer, como subraya el título, es decir, música tradicional judía de Centro Europa cuyas raíces se remontan al siglo XVIII. Acordeones, clarinetes, violines, címbalos… y un ciclotímico efecto eufórico, trágico y nostálgico. El catálogo de su discográfica hace las delicias de los aficionados al estilo. Para paladares más vanguardistas, los polacos Kroke son, como todo el mundo sabe, la referencia.

Literatura decorativa. El adjetivo va con cariño. Me refiero a títulos como La librería ambulante y La librería encantada, títulos ambos de Christopher Morley (1890-1957), el pensilvano que estudió en Oxford. Se pasa bien leyéndolas, no hacen pensar mucho. Ante tanta novela histórica deplorablemente escrita, es la alternativa de la minoría culta. Suspense, comedia, trajes de tweed… todo muy posmoderno. Y ya que he citado Oxford, La juguetería errante, de Edmund Crispin, y su continuación El canto del cisne, es más literatura en idéntica línea. Muy divertida, muy inglesa… totalmente inocua.

Rincón espiritual. Se publican al año centenares de libros sobre Jesús. Todo teólogo cristiano que se precie tiene por lo menos uno. Y puede afirmarse que cada editorial del sector ofrece varios títulos en su catálogo. Trotta publicó hace unos meses Jesús, del prolífico Hans Küng. Centra la imagen de Jesús a partir de los grupos sociales del momento (fariseos, zelotes, saduceos…) y traslada esa comparación al presente: el cristiano frente a piadosos, revolucionarios, defensores del stablishment… Hábil e inspirador como siempre, el veterano teólogo suizo nacido en 1928 es riguroso y didáctico a la vez.

Reediciones con encanto. Los Rodríguez fueron portentosos. Sólo buenas canciones. Cuando publicaron Sin documentos en 1993, Roth, Calamaro, Vilella e Infante estaban desesperados y a punto de pasar página. No lo hicieron. Y triunfaron. La portada fue tan horrible como memorable su contenido. La reedición incluye un gran concierto de septiembre de 1993 en Las Ventas y un libreto que cuenta esas pequeñas cosas que tanto nos gustan a los flipados del rock. Por eso comparto la coda: “Dedicado a la memoria de Julián Infante, Guillermo Martín y Daniel Zamora”.