Espacioluke

Por puro placer corté el árbol, sólo por verlo caer, que llevaba en el mismo sitio más de cien años y siempre pensó que era inmortal, se lo advertí a sus hojas perennes, “Un día de estos vais al charco”, y la sombra del árbol se arqueaba hacia la esquina desafiando su inmortalidad; mi padre decía que el árbol ya estaba allí cuando él nació y a día de hoy sigue con la misma pinta, así que me compré una still para acabar con él, acerqué la espada con la cadena recién lubricada, puse la máxima velocidad y el motor sonó a réquiem de no sé quién pero sonó a muerte anunciada, no se resistió cuando el olor a madera fresca inundó el ambiente, no se resistió, se limitó a desplomarse, ahogando mi grito.