Marzo 2014

nº 155

Inter Fe Herencias

Enrique Gutiérrez Ordorika
Interferencias
Imagen: © ardiluzu 2014
Cada mañana es su cara lo que sucede a la oscuridad

Sylvia Plath (El espejo)

INTERFERENCIA

Llegó una extraña señal al centro de la ciudad en forma de onda que viaja por el éter; interferencia, que duró de diez a quince segundos, y fue recogida por una centralita de teléfonos, dos radioaficionados locales y uno extranjero, una emisora radiofónica de ámbito nacional, un puesto de la cruz roja, tres comisarías de policía, el sonatón de un anciano que se hallaba sentado en el parque, tres taxistas detenidos ante el mismo semáforo en la Gran Avenida, un coche de bomberos que regresaba de apagar un incendio, el horno de una panadería con chimenea en forma de embudo, una docena de porteros automáticas, en los que se oyeron varios: ¿quién?, ¿quién?, sin respuesta y algunos juramentos, seis interfonos infantiles a los que acompañaban agudos sollozos, el transistor de la abuela Milagros que escuchaba el rosario y, con toda seguridad, la solitaria cima del monte.

Tan sólo el pobre Melville, que paseaba por las ruinas del desaparecido puerto pesquero en compañía de su sombra, dijo:

–Ni de carne ni de pan se hacen y se nutren los gigantes.

–El psiquiatra dice que estamos curados –le contestó el capitán Ahab–, pero yo sigo oyendo a los cachalotes plagiar el epitafio de Keats. Comentan que el apóstol jura que aún vive la ballena blanca.

No se le nombra en el Génesis, pero hace ruido cuando cuenta los denarios...

TESIS ARTÍSTICA DEL DESAMOR

Romeo anda a hurtadillas por el museo. Dicen que ha abandonado a Julieta por la Dánae de Gustav Klimt. Capuletos y montescos han contratado un abogado para pedirle cuentas a Shakespeare por la eliminación de su participación en la obra. Cuentan que el autor ha manifestado:

–El desamor es un tema tan grande que no son necesarios los adornos.

Julieta aprieta el tallo de la rosa, pero el aroma fluye sin el nombre. El telón cae. El público tiene espinas entre los dedos, y suenan ensordecedores los aplausos.

ANTAGONÍAS

Ese que afirma con rotundidad y aquel que sostiene ardientemente la negación, enfrascados en irreconciliable pelea, son dos de mis múltiples pedazos, celebrando el cotidiano rito del duelo deshonroso que apadrina mi inconsecuencia. Yo, en el sentido físico del término, tan sólo soy el accidente geográfico que sirve de escenario para los combates de una cruenta guerra entre hermanos. Antagonías que sumo y resto, cuando desnudo paseo entre el laurel de los vencedores y las lágrimas de la eterna derrota.

PRIMERAS LECCIONES

Me acuerdo de aquel fuerte lleno de indios, mi madre atendiendo a mis hermanos y yo perdido en la batalla. El mundo tenía habitaciones, y en el papel de las paredes la imaginación garabateaba infinitos cuentos. Aníbal cruzaba los Alpes y los elefantes cabían en la despensa. Dormía en un aeroplano de plumas. Cruzar la calle, era emprender un viaje. Al pie de cada farola, había una sombra que señalaba otra frontera. Existía un remotísimo lugar llamado Bilbao, a lo lejos, al que se iba vestido de domingo. Allí la tarde terminaba siempre con chocolate y un bollo untado en mantequilla. Me acuerdo que lloraba muchas veces y que me gustaba refugiarme en la tristeza. Mi padre me dijo un día: “Tendrás que aprender que es la vida”, y aún no lo he olvidado.

VERSIONES

El cronista, pobre invidente, narró con vehemencia y lucidez el relato que conocía de oídas. El escribiente que trascribió la historia, cuidó el estilo. Luego se efectuaron multitud de impresiones de aquella obra maestra, a la que solamente se puede poner un leve pero: contradecía la versión apócrifa del único protagonista superviviente.

LÍMITE CERO

Ese fatuo organigrama que gobierna el secreto en la intimidad de los cajones, lastra la levedad del alma. Desenroscamos el tapón del frasco y el acumulo nos desborda el recipiente. ¡Hay que dar tantas explicaciones por la posesión de cada cosa! Precisamos memorizar tantos argumentos... Merman el espacio, adornos y excesivas circunstancias. Operamos en la derivada del límite que tiende a cero.