ISSN: 1578-8644

LUKE nº 147 - Marzo 2013



Cuadernos Oxford

Pedro Tellería

Antes que juegos de ingenio, los finales de Alonso son como la vida misma, que mezla una sañuda combinación de tragedia y sainete ...

La actividad de Libros de Pizarra prosigue a buen ritmo. Hace unos meses, la colección de relatos se ampliaba con Los futuros imperfectos, del curtido narrador bilbaíno Óscar Alonso (1967).

Los futuros... es una colección de dieciséis relatos unidos por varios nexos: el flirteo con la inverosimilitud, los demonios domésticos y los finales abiertos. Muchos relatos de Alonso me han dejado pensativo, con el libro entre las manos: ¿qué va a ser de Castleman, el niño atrapado en su rara enfermedad? ¿Y qué va a ser de los dos genios precoces, uno músico y otro pintor, confinados en un campo de concentración nazi? Además, esta apertura narratológica (disculpen el palabro) es natural, nunca forzada, sin el retorcimiento ni las cansinas ganas de deslumbrar que a veces se advierte en el género cuando toca el momento de cerrar el relato. No, nada de eso. Antes que juegos de ingenio, los finales de Alonso son como la vida misma, que mezla una sañuda combinación de tragedia y sainete.

En mucho relatos, además, el demonio doméstico, el infierno cotidiano que se sufre de puertas a dentro del domicilio (conyugal o no), es el eje central del relato. Me vuelvo a preguntar: ¿dónde terminará ese esposo que desapareció misteriosamente detrás de la puerta tras años de polvoriento matrimonio?

Cada vez me gustan más los libros de Libros de Pizarra. Cuando retiro la sobrecubierta para leerlos me encuentro a solas con un volumen desnudo: negro, limpio y sin título. Entonces cobra sentido el lema del sello: “Olvídate de quién lo escribe, pero si te gusta, acuérdate de quién es”. Es Óscar Alonso y sabe conducir al lector hasta su terreno mientras el muy ingenuo cree (¡ja!) que continúa en el suyo. Eso es –entre otras cosas, claro– un buen escritor.