ISSN: 1578-8644

LUKE nº 147 - Marzo 2013



Poemas

Hugo Morales Solá

Ingravidez

Te desnudo con las palabras,
con susurros de papel.
Son salmos de amor
que sobre tu piel caen,
se deslizan suavemente,
se deshojan y te visten de versos.
Son presagios de instintos
que corren por tu cuerpo.
Como un arroyo de ternura,
crecen desde tu boca
y desaguan en la espesura de tu asombro.
Son dos gotas de este poema
que ruedan cuesta abajo,
entre la curvatura de tu exaltación
y la quietud de este deseo desgajándose en gemidos.
Levitas en el aire, como pétalos de suspiros
y es tan ingrávida y deletérea la felicidad
que nada sigue, nada vuelve. Como la eternidad.
Apenas te suspende la respiración de la noche,
aunque estés afuera de su marcha hacia la luz,
porque de marfil es ahora el tiempo
y de ébano tus ojos lustrosos y sin memoria.
Si te sonrojas,
caeremos sin remedio
de esta breve inmortalidad.
No vuelvas al barro de los dolores.
Quedémonos aquí,
como un recuerdo de lo que seremos.

Vuelvo

Sabes a la lágrima de los sauces sobre el río.
Suenas como el silbido de los álamos de la tarde,
como el bramido del tiempo sobre la memoria.
Hueles al aroma cruzado de dos nostalgias,
a los almendros de la noche.
Me habitas como un eco de la infancia,
como una semilla que guardarán los frutos.
Me inundas como un viento de estambres
sobre el pistilo de los alelíes.
Tu presencia es inmensa como una luna de altamar.
Y vuelvo. Siempre vuelvo,
como vuelve sin remedio
el silencio de los pájaros del atardecer.


Poética

Mis poemas vienen del silencio que se hace versos. A veces es sólo su música, un dictado involuntario, instintivo de la inconsciencia, que incluso suena ilógico, pero late en él la poesía y entonces es bello, sin más ni más. Otras veces, por esos versos sangran los dolores y se estremecen las alegrías. Intentan macerar la desdicha para extraer la belleza de su existencia. “Todo lo que sucede al artista (y el poeta lo es) tiene que ser arcilla para su obra”, enseñó Borges. Encontrar los caminos de la esperanza, aunque a veces ellos sean sombríos. Tal vez esa sea la misión de los poetas.