ISSN: 1578-8644

LUKE nº 147 - Marzo 2013



En las distancias cortas: El dilema

Kerman Arzalluz

El pasado fin de semana un amigo y yo discutíamos en el Kelly´s, a horas intempestivas por cierto, sobre aquello de “ellos las prefieren rubias”. Él defendía con vehemencia que desde tiempos lejanos eso ha sido así y que se trata de un axioma, es decir, de una verdad incontestable que ha de tomarse como dogma. La discusión iba y venía, con sus altibajos. Yo intentaba hacerle ver que los tiempos han cambiado y que la apoyatura argumental de esa afirmación supuestamente incuestionable valía igualmente para afirmar la querencia por las otras.

En la tercera ronda, bien acomodados en nuestros taburetes altos frente a la barra, la conversación se había vuelto más difícil porque las lenguas comenzaban a patinar y ambos nos empeñábamos –no sé por qué siempre pasa eso– en complicar el vocabulario, como queriendo ganar cuotas de razón y doblegar al adversario con palabrería churrigueresca. Mi amigo gesticulaba sin parar y decía “eso es un subterfugio, un subterfugio”. Y yo le contestaba que las negras tienen mejor cuerpo y que era un demagogo. La cosa fue aumentando en aspavientos y decibelios hasta el punto de que, en la sexta ronda, se unieron a la discusión un sesentón solitario gin tonic en ristre y un par de chicas ligeramente desbordadas por la noche. “Las rubias son como un Ferrari y las negras como un Porche”, ejemplificó el caballero para sentenciar el asunto. “Eso, ponche, mucho mejor el ponche”, rubricaron a coro las damiselas. En ese momento Begoña se acercó y nos dijo: “Todos los sábados igual. Ahí va tu Carlsberg y ahí tu Guinness. Invita la casa”.

foto: ardiluzu