Espacio Luke

Luke nº 144 - Noviembre - Diciembre 2012. ISSN: 1578-8644

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Los dos Hinson en Gasteiz (Jimmy Jazz, 15 de noviembre de 12)

balazkez

Hay dos Micah P. Hinson: el personaje y el músico. Si tengo que definir al personaje con un solo adjetivo, escribo que es egocéntrico. Y con semejante personaje encima, el músico no tiene por menos que ser un tanto excéntrico. Así lo adjetivo si tuviera que usar un solo término. Yo se lo perdono, porque egocéntrico y excéntrico no son adjetivos peyorativos; únicamente describen a Hinson como personaje y músico, respectivamente.

Detallo a continuación alguna de las acciones que hizo el personaje antes de comenzar el concierto, para construirnos una idea previa. Sale al escenario justo después de que los teloneros "Timber Timbre" hayan terminado su repertorio, con un cigarro sujeto a una boquilla extra larga en la boca, sin encender. El cigarro [spoiler] se lo está guardando para fumárselo en la última canción. El personaje prepara la silla [spoiler] en la que va a estar sentado durante todo el concierto; enrolla el cable con mimo sobre el mástil del micrófono; calcula y manipula varias veces la inclinación del micrófono; hace pruebas con diferentes distancias hasta su boca... Todo esto a un ritmo vertiginoso, en cosa de menos de cinco minutos, mientras, con uno de sus pies, sigue el ritmo de las canciones que suenan de fondo en los preparativos. Puro nervio el personaje.

Una vez empezado el show, el espectador enseguida descubre la naturaleza del personaje, cuando suelta, entre tema y tema, unos monólogos tan largos como las propias canciones. El personaje cuenta su vida a la audiencia, y lo hace en clave de comedia. El ejercicio es un ejercio postmoderno que se denomina extimidad. Generación GH, en fin. Todo tipo de privacidades son compartidas con un público que le ríe todas sus gracias, saturadas de términos como fucking y mother fucker. Aunque hay que matizar este punto de las gracias: el personaje no suelta sus privacidades así por así; porque sobre el escenario, el humor con el que escribe sus historias actúa como contrapunto [spoiler] del drama que soportan sus canciones.

En este punto es importante detallar que el músico es centrípeto, mientras que el personaje es centrífugo. El músico te introduce en la historia por el drama, mientras que el personaje te intenta sacar por la comedia; pero no lo consigue, porque [spoiler] la voz no te deja salir del drama del músico y te impide creer más al personaje. El juego que oferta Hinson al espectador es un juego comunicativo sin descanso, un diálogo incesante, pero sin respuesta, es decir, que roza en todo momento lo cansino... Porque esta alternancia de ambos tonos crea el ritmo global del concierto: tristeza-risa, tristeza-risa, tristeza-risa, y así hasta el final. Es un ritmo monótono que, pienso, hubiera empezado a cansar si el concierto hubiera durado diez minutos más.

Saltamos al músico, que ya ha salido de la oscuridad y se ha metido en foco. Y está defendiendo lo suyo con notable alto. ¿Y qué es lo suyo? Dejémoslo en indi-folk-rock-alternativo [la saturación de etiqueta es intencionada]. Aunque lo parezca, el músico no está solo, le acompaña el grupo "The Junior Arts Collective", que no son otros que los "Timber Timbre", pero acoplados al universo Hinson.

No he dicho todavía que el personaje es poca cosa; con un cuerpo que apenas pasará más de 60 kilos. Y si no le he dicho, creo, es porque la voz es tan grande que enseguida se olvida uno del cuerpo endeble que la articula. Es indudable que el personaje y el músico tienen capacidad de interpretación, pueden, por lo tanto, engañar al público, jugar con él un papel; pero la voz no engaña. ¡Qué hondura y qué desgarro cimientan esa voz...! ¡Qué tamaño...! ¡Qué fuerza..! En el caso de Hinson, su voz humaniza al personaje y al músico, conjuntamente, en tanto que ambos Hinson se convierten en uno desde el momento en el que Hinson empieza a cantar. Y eso ocurre, y de eso se da cuenta el espectador, muy poco después de que Hinsos haya empezado a tocar su guitarra eléctrica, con el concierto recién empezado.

En conclusión, el músico Micah P. Hinson cantó en Gasteiz la amargura de su existencia. Es uno de nosotros, aunque el personaje nos hiciera reír entre canción y canción.