Espacio Luke

Luke nº 140 - Junio 2012. ISSN: 1578-8644

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La máscara y el canto XXI. El método

Emilio Varela Froján

Pero sentir al ser en el hombre y distinguirlos tan claramente, buscar una certeza de grado superior mediante una especie de procedimiento extraordinario, son los primeros signos de una filosofía…

Fragmento de un Descartes, Paul Valéry

En todo pensamiento se dan a un tiempo la mirada y la palabra. Pues no puede haber conocimiento del mundo si no se atiende lo mismo a su inmovilidad y a su silencio. Pero generalmente se ha puesto más interés en llenar de imágenes y de sentidos este vacío que en averiguar lo que se ve y se dice del mundo en las propias palabras. Lo que ha hecho que el conocimiento se haya dirigido las más de las veces hacia la imaginación de la naturaleza y de la vida que a la conciencia de su realidad y existencia. Esto supone para el conocimiento del mundo dos formas de pensamiento totalmente opuestas. Es decir, si el pensamiento es abstracto, la mirada y la palabra estarán en la imagen y en el significado y, por lo tanto, el conocimiento se construirá de una forma simbólica y metafórica, lo que dará unas estéticas y unas poéticas de la belleza y del ideal o, lo que es igual, un arte de la máscara y del canto; pero si la mirada y la palabra se ponen en el límite y en el término del mundo, entonces le corresponderá al pensamiento una forma de conocimiento metafísica y una visión concreta de lo absoluto, cuya única manifestación dependerá de la oración que repita el sonido de su ausencia, y que contrariamente a los paisajes y a los lenguajes inventados de la naturaleza, finalizará y concluirá en unas estéticas de la inmovilidad y unas poéticas del silencio.

De esta forma, se hace necesario un método, no para imaginar ideas y conceptos de la naturaleza y de la vida, sino para comprender la realidad de sus límites y los términos de su existencia. Se trata, por tanto, de llegar a tener conciencia de las extremidades del ser y de los extremos de la cosa: conocimiento de lo absoluto o de la forma metafísica a través de la realidad última que encierra la muerte en la desaparición de la materia y la destrucción de los cuerpos. Pero como toda muerte vale lo que la primera muerte, la toma de conciencia supone que, antes de tener una idea suya, se tenga la forma de una ausencia, es decir, una inmovilidad y un silencio como los aspectos formales y materiales del método.

El método. Detalle del gran modelo anatómico del hombre