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Espacio Luke

Luke nº 131 - Septiembre 2011

Bestiario

José Morella

Dos poemas de Hsieh Ling-Yün

Hsieh Ling-Yün, o Xie Lingyun (Shangyu, China, 385-433). Hijo de una familia aristocrática involucrada en fuertes luchas por el poder durante generaciones. Fue condenado al ostracismo por su participación política, y tuvo que pasar muchos años solo y aislado en montañas remotas. En sus poemas laten con fuerza el budismo y el taoísmo antiguos. Se desprende la idea de poeta como humilde vehículo de la fuerza creadora de la naturaleza, en boga en todas las artes de la China de su tiempo. En sus poemas no ocurre nada. Son fotos de nuestra pequeñez. Cuando volvía a la civilización seguía luchando, hasta que al final lo acusaron de rebelión y lo ejecutaron: en su vida hay un contraste y una tensión muy fuertes entre la acción política y el mejoramiento espiritual; se debate entre la arrogancia y la humildad. Recuerda al prestigioso meditador Geshe Ben, cuando dijo que durante toda su vida su única práctica fue observar cómo en su mente, una y otra vez, aparecía la idea de su propia y agrandada importancia para, justo después, desmoronar dicha idea.

Hsieh Ling-Yün

Estos dos poemas son versiones de la traducción al inglés de David Hinton (The Mountain Poems of Hsieh Ling-Yun, New Directions Publishing Corp., Nueva York, 2001).

SUBIENDO AL CERRO VERDE EN YUNG-CHIA

Con un bastón ligero y algo de comida
echo a andar hacia mi hogar, el misterio callado.

A lo lejos el sendero acaba siendo un vericueto
y se pierde en las cumbres; esta maravilla

de agua lenta, de interminable belleza helada
y la escarcha del bambú que brilla en mi corazón.

Desde aquí veo cascadas esparciendo su niebla
y enormes bosques que pueblan las colinas.

Veo la luna saliendo por el este
y al sol poniéndose si miro al oeste.

Camino hasta que oscurece y, ya de noche,
me refugio en profundas extensiones de sombra.

No darme importancia es lo único importante.
Caminar humilde, atento a lo que promete la belleza.

En el misterio callado se avanza sin cansancio
y se llega a las alturas más remotas.

Calma absoluta, donde no se distingue
el sí a esto del no a aquello, y se abraza la unidad primordial,

entretejidos silencio y pensamiento.
Ésta es la honda curación por la que me aventuro.

MIRANDO LAS TIERRAS DE CULTIVO, SUBO LA MONTAÑA DE LA ISLA ESCARPADA QUE HAY EN LA BAHÍA

Si algo puede aliviar el dolor del exilio
es este viento de la mañana y ver el mar desde aquí,

el oleaje fuerte que va más allá de lo conocido,
hacia el este, hacia el inconmensurable Gran Valle.

Seguiré la senda de las bestias que buscan castañas de agua,
las huellas de la canción sin rumbo que achica mi pena,

vagaré a mi aire por playas de una arena verde jade,
errando eternamente por estas cumbres rojas como el cinabrio.