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Espacio Luke

Luke nº 134 - Diciembre 2011

Asuntos de eternidad

Enrique Gutiérrez Ordorika

El tiempo sólo tiene un significado
absoluto para los incurables
E.M. Cioran (Esbozos de vértigo)

Mataperreando: Attila... Joseph...

Me prometí no revolver entre los papeles de aquel giboso infeliz, pero nadie se puede fiar de la memoria de un bisonte que usa su frente para embestir. Attila, el rey de los hunos, cabalgó en un buey amarillo… El arado capó al toro y en la escupidera bebimos del verso latino. Heinmot Tooyalaket bailó la danza del mocasín sobre la hierba. La orquesta tocaba el vals de “un fugitivo del infierno” y en el vientre de Borbála, la sombra de Mozart engendró un poeta al borde del abismo. El jefe Joseph rasgó su corazón en la ciénaga del pantano. El bisonte dejó que el tren pasara por encima de su enfermizo bufido y el padre murió sin haber leído un sólo verso de inmolación y rabia.

Regresos

Madrid quedaba a la espalda y en el cristal del autobús había pintado un campanario. Yo quería extasiarme contemplando un vientre entre las nubes, pero mi compañero de asiento rezaba en voz alta:

–Tengo la sensación de que he vivido poco, y eso que, con suerte, he consumido la mitad de mi vida. Pero no me estoy lamentando, únicamente quiero ahorrar a los envidiosos y los críticos el ejercicio de la hipóstasis y el olor pútrido de la abertura del sarcófago... No miento, sólo afirmo que soy una fuente poco fiable para los que gustan de indagar en las autobiografías. ¿Me oye?

Le oigo. Conocí a un hombre al que se le cumplían todas las profecías: desamores y llantos. El oráculo le dijo que además de padecerlo se lo oiría declamar a su propia conciencia.

El cuadro de David

Al poeta le hizo una visita un resentido y le pidió noticias de un olvidado. El poeta buscó en sus archivos y, al darse cuenta de que eran tantos, le aconsejó visitar la oficina de un inmortal, para que pudiera asegurarse de que alguien iba a concluir la tarea. Tras despedirse del visitante, sacudido por el remordimiento, el poeta escribió en una hoja blanca:

Dirigido al que lo encuentre. Su nombre es Peter Weis, y se le busca para que responda a este interrogante: ¿Por qué Carlotta Corday apuñaló a Marat mostrándole sus senos desnudos? Se ruega enviar la respuesta a...

Entonces se dio cuenta de que no sabía la dirección del resentido. Consultó sus archivos y, al comprobar que eran tantos, estimó conveniente aplicarse el propio consejo y acudir a una compañía de inmortales. No le fue difícil dar con sus oficinas, había un único anunciante en las páginas amarillas de la guía telefónica. Tomó un abrigo y presuroso abandonó el calor de su estudio. En la avenida se encontró con una muchedumbre que le increpaba ferozmente sin que él pudiera discernir el motivo. Hasta que un hombre de uniforme, con inesperada brusquedad, le apartó unos metros, diciéndole que no se pasara de listo e hiciera el favor de respetar la cola en la inacabable fila de los que aún esperan resolver asuntos que son de eternidad.