Luke nº 115 - Marzo 2010 (ISSN: 1578-8644)

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Arlequín
... El ventilador gira encima de los cuerpos inertes que yacen sobre la cama, parece que las aspas destilan sudor mientras revolotean incansables sin advertir que ya no es necesario refrescar nada. Los ojos de ella permanecen clavados en el corte que recorre todo el cuello de él, la sangre empapa su pecho, los diferentes espejos de la habitación recogen el momento como mudos testigos, también reflejan el traje de arlequín perfectamente colgado, sin una sola arruga, y la silla donde reposan las zapatillas y la máscara de arlequín. La palidez en la piel de él hace que las manchas de carmín que lucen en su rostro culminen en un estallido de color fundiéndose con la luz anaranjada del atardecer ...

José Manuel Botana

Cuando entraron en la habitación, ella sonrió al descubrir el ventilador en el techo, él pasó los brazos por su cintura y comenzaron a besarse apasionadamente al tiempo que se desnudaban el uno al otro. Sin coger aliento y sin reparar en el número de espejos que había en la habitación cayeron sobre la cama. Él evitaba mirarla directamente a los ojos, era una mujer casada y él católico practicante, el recelo y el desasosiego le impedían concentrarse mientras se deslizaba sobre ella. entonces vio el traje de arlequín.

–¿Qué es eso?

Ella ansiaba tanto sentirlo dentro que no atendió a la pregunta, él contempló su cuerpo desnudo y la tomó besándola con ternura, sin perder de vista el traje comenzó a sentir un nudo en la garganta que le impedía articular palabra, sólo emitía gruñidos mientras se frotaba contra ella, la voluptuosidad del momento la hizo sentirse incómoda y le confesó que era la primera vez que cometía una infidelidad, se lo dijo de una manera inocente esperando algo categórico, único pero él continuó pegado a ella con la mirada inanimada, quiso quitárselo de encima para poder mirar sus ojos que ahora parecían un par de espadas desafiladas, reparó en el traje de arlequín colgado en la habitación cuando él agarró su cabeza y la besó con fuerza intentando deshacer el nudo de su garganta pero el cuerpo de ella ya no sentía lo mismo y deambulaba por la cama con la flacidez que da la incertidumbre, él como si de una araña se tratase observando a la presa atrapada en su red, sintió un intenso placer y pensó en devorarla, la penetró con furia, más adentro, sus manos llegaron hasta su cuello y comenzó a apretar queriendo expiar la culpa, borrar el pecado; ella buscó en su bolso, buscó a tientas y encontró una pequeña navaja que deslizó a lo largo del cuello de su amante católico, las manos de él perdieron fuerza y ella intentó volver a respirar pero no lo consiguió quedándose con los ojos muy abiertos, mirando como el corazón de él expulsaba todos los prejuicios.

scpd

Obra: Scpd
Artista: Malena de Botana
Técnica: óleo sobre fotografía
www.lineas.org
www.malenadebotana.com