Luke nº 119 - Julio/Agosto 2010 (ISSN: 1578-8644)

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La muerte es, en alemán, de género masculino
... Mi libro no quiso salir a mirar el paisaje, miope, como su dueña; se quedó dormido ...

Marta Ballbè

La muerte es, en alemán, de género masculino

(Karl Krolow)

Nunca antes había viajado en un tren tan silencioso. Algunos dicen que el silencio incomoda.

No me sentí incómoda, simplemente sorprendida, desconcertada.

Tengo necesidad de ese silencio a menudo, pero en un tren es algo a lo que no estaba acostumbrada. Año tras año me fui acostumbrando, poco a poco, nunca del todo, eso creo; hasta llegué a dar gracias por ello.

Miré a los otros pasajeros, casi todos leían. ¿Cómo puede un niño jugar con un camión de madera sin hacer ruido? ¿Cómo puede alguien abrir un paquete de caramelos sin que suene el plástico del envoltorio? ¿Cómo puede un corazón latir con tanta fuerza sin oír su pálpito?

Mi libro seguía dentro del bolso. Quedaban todavía 180 kilómetros hasta Berlín, 180 kilómetros de paisajes sajones por tierras llanas, 180 kilómetros de silencio absoluto. No sé si era tan absoluto como lo recuerdo esta noche o sólo quiero recordarlo así. Absoluto o relativo, ¡qué más da!

Miré a través de la ventana hasta la Ostbahnhof. Mi libro no quiso salir a mirar el paisaje, miope, como su dueña; se quedó dormido. Ya no recuerdo qué música escuchaba aquella tarde-noche. Quedaban todavía cinco años hasta poder permitirme el fantástico artilugio blanco de la ruedecita gris, pero algo sonaba dentro de mí, a pesar del silencio imperante. Eso seguro.

Ingenuamente, quizá, imaginé que un día sería posible dejar de sorprenderme por tanto silencio. Hay muros que no caen, a pesar de los esfuerzos compartidos e individuales. A pesar de estar en Berlín.

Berlín, mi ciénaga particular. Yo no he muerto todavía, tengo género femenino. Warumbinichhierundnichtdort?IchbineineFrau1.

Nota:

1 ¿Por qué estoy aquí y no allí? Soy una mujer.

muro de berlin