Luke nº 123 - Diciembre 2010 (ISSN: 1578-8644)

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Desinformación y desprestigio
... ahora que las reediciones de material antiguo son frecuentes, por mor de la comerciabilidad de la nostalgia y la revaloración de trabajos que en su día sólo llegaron a un público reducido comparado con el actual, es necesario que haya alguna explicación previa a la lectura ...

Ricardo Triviño

Los superhéroes son personajes increíblemente longevos. Merecidamente, son considerados la mitología del mundo contemporáneo. El primero de ellos, el hombre de acero, comenzó sus aventuras nada más y nada menos que en 1938. Para ordenar las gestas realizadas durante tantos años son necesarias guías y cronologías, y no es extraño encontrar enormes prólogos introductorios en los volúmenes recopilatorios de sus diferentes sagas. Pero donde algunos se extienden, otros se quedan tan cortos que ni aparecen.

Ahora que las reediciones de material antiguo son frecuentes, por mor de la comerciabilidad de la nostalgia y la revaloración de trabajos que en su día sólo llegaron a un público reducido comparado con el actual, es necesario que haya alguna explicación previa a la lectura. No se habla aquí de densos prólogos semióticos que busquen pedantemente equipararse a la "Gran Literatura" sino textos que sitúen a los nuevos lectores del tebeo. En la nueva antología del antihéroe creado por Robert Shelton y Tony Bell, Superserdo, Ediciones La Cúpula ofrece las historias del personaje no sólo en un desorden incomprensible y que estropea totalmente la lectura sino que no explica absolutamente nada. Y no es que tuvieran que escribir nada nuevo. Tan sólo con recuperar el prólogo que ya hicieron para los tomos de su colección Fuera de Serie hubiera bastado.

Desgraciadamente, La Cúpula decidió editarlo siguiendo la estela de las caóticas antologías que Ediciones B monta con el material antiguo de Bruguera. Aquí, el problema puede no estar en que el lector español reconozca a los personajes pues, a diferencia del Superserdo de Asero, el Capitán Trueno o la familia Ulises son vox populi. Sin embargo, estos cómics se reeditan mayoritariamente aprovechando la corriente de recuperación y dignificación del pasado de la viñeta en España, conducida por figuras tan relevantes como Antoni Guiral. Dichas historietas, en su día consideradas un mero entretenimiento pueril, conforman parte del imaginario nacional y son la referencia indiscutible de muchos de los autores actuales del tebeo español. No es justo que salgan a la luz en tomos realizados con escaso cuidado, sin ni siquiera un triste prólogo que explique su repercusión y con un precio descaradamente abultado.

No sólo los clásicos sufren de el mal de la desinformación. Historietistas que aparecen por primera vez ante el público, ya sea porque hasta el momento no habían sido traducidos o porque el lector está ante su primera obra, aparecen en encuadernaciones de lo más lujosas pero no tienen muchas veces ningún tipo de presentación. Ya no es sólo el prólogo, sino datos acerca de la rotulación, de los traductores o del título original de la obra. Es igualmente preocupante la moda actual de sacar a la venta tomos con el subtítulo de "integral" cuando no recogen toda la historia. Así, alguien que compró en su día la "edición integral" de Pasajeros del viento ha visto cómo, poco después, han aparecido un sexto y un séptimo álbum de 84 páginas. Quien no esté atento, comprará inocentemente estos libros pensando que se trata de un argumento cerrado, que concluye, sin pensar que tendrá que volver a pasar por caja si quiere acabar la historia. Y entonces, se sentirá engañado y no volverá.

La ausencia de información hizo que, recientemente, el foro de la web de Glénat se llenara de críticas negativas. La causa fueron los últimos números de los manga Bleach y 666 Satan. Manteniendo el precio original, el papel blanco habitual ha sido cambiado por otro de menor calidad, reciclado y amarillento, y la encuadernación ha eliminado el hilo para utilizar sólo cola. Como en ninguno de los volúmenes hay una nota aclaratoria al respecto, los lectores se dirigieron indignados a la web exigiendo saber qué pasaba y amenazando con no comprar más ejemplares. La Redacción contestó a la semana que se debía a un cambio de imprenta y, más tarde, ha confirmado que se imprimirán de este modo todas las colecciones "de formato 11.5x17cm, es decir la mayoría de los títulos shonen y shojo". Lo malo de esto no es ya sólo la pérdida de calidad del producto sino el modo en que se ha llevado a cabo, sin ni siquiera una nota en los tomos que justifique los cambios o un comunicado que se dirija a sus lectores. Como consecuencia, tienen un foro lleno de comentarios donde se compara sus tebeos con "papel del váter".

La desinformación, por ausencia o por falacia, muestra una patente falta de respeto hacia su público y hacia el material manejan. No es sólo dejar de ganar nuevos adeptos porque el material vendido es incomprensible por, entre otras cosas, carecer de una somera presentación. Las editoriales están perdiendo, además, a los seguidores de siempre por descuidar la atención que otros canales sí les ofrecen. Si pagamos más, exigimos más y mejor. Y esto, va por todos.

pensante