Luke nº 123 - Diciembre 2010 (ISSN: 1578-8644)

Barcelona, la bonita y la lista... allá es donde empezó todo… allá es donde entendí hasta dónde podía llegar...
Picasso

Difícil definir el lugar exacto donde empezó todo; más fácil, sin duda alguna, sentir en qué lugar se ha ido gestando en su mayoría, creciendo, madurando: día a día, año a año, minuto a minuto.

Barcelona es la bonita y la lista, pero también es la canalla, la contradictoria, la caleidoscópica, la luminosa, la querida, la seductora de imperfecciones perfectas. Barcelona es la odiada por algunos, la ruidosa, la bondadosa sin ser blandengue, la demasiado húmeda en verano, la gritona, la que intenta ser moderna perdiendo demasiado en su intento.

Barcelona es una cerveza a precio desorbitado con amigos, es un menú de doce euros un mediodía de abril, es un café con hielo en una terraza tranquila, es un paseo por un antiguo barrio de marineros, es una conversación absurda en la que descubres aquello que hace tiempo andabas buscando, es una caricia suave de manos bonitas que pintan al óleo, es una preciosa plaza de escaleras de piedra, es una exposición con tintes místicos un día cualquiera, es una película subtitulada un viernes por la noche en unos cines con nombre de compositor italiano, es un trabajo más que digno que te permite tener un campamento base y seguir viajando de vez en cuando, es un compañero que te hace reír cada día mientras buscas combinaciones sinérgicas, es una fotografía en una calle oscura con una bolsa de papel en la cabeza, es un concierto emocionante e inesperado en una cálida noche de verano, es un mar fuera de temporada tranquilo y sereno, es un bar que hace esquina lleno de gente y de humo, es un baño desnudo en la playa un día a finales de primavera, es un baile descalzos en la arena mientras viajamos a los sueños polares, es una canción desafinada a las tantas de la madrugada, es un beso de otoño confundiendo cariño con enyor, es un tren abarrotado de gente en hora punta por la mañana, es una tarde caminando desde esa montaña que todo te lo da hasta ese mar que tanto anhelas cuando no está cerca. Barcelona es un lecho de muerte con cuerpo llagado, es una habitación de hospital cerrada y oprimente, es una cama de noventa con dos cuerpos delgados durmiendo abrazados, es una reunión un día cualquiera con hombres serios de traje y corbata, es un regalo inesperado y valioso, es un trayecto en coche por la Diagonal riéndonos del mundo y de nosotros mismos, es una librería preciosa-lugar de encuentro convertida en vulgar tienda de ropa, es una enfermedad dolorosa que se te haceinterminable, es un kilo de fresas en un mercado con nombre paterno, es un vagón de metro apestoso un jueves por la tarde ya de vuelta a casa, es una rosa roja y un t’estimo un 23 de abril, es un nudo en el estómago esperando un avión que siempre llega con retraso, es un cocinero del sur que te pone una cucharada más en el plato. Barcelona es una decisión que casi nadie entiende y determina con fuerza el rumbo de tu trayectoria.

Barcelona es una pintura azul que te hipnotiza de un hombre loco, con barba y delgado.

Barcelona es una fiesta de cumpleaños en verano celebrando la vida, es una botella de vino tinto una noche festiva, es una lágrima tras otra recordando aventuras con aquella persona tan amada y ya perdida, es una mirada cómplice con un desconocido, es un desgarro constante pensando en su risa salvaje, es una parada de metro con nombre de poeta que te da los buenos días cada mañana. Barcelona es un hombre de mirada limpia y cuerpo-escultura de Giacometti que decide quedarse a vivir aquí, dejando atrás su tierra lejana. Es un luminoso piso de paredes blancas y suelo de madera que marca el inicio de un nuevo capítulo.

Barcelona es un amigo que te conoce bien y aun así te sigue queriendo, es una madre graciosa riendo contigo por las calles mientras se fija en aquel detalle de tinte absurdo, es una tía que te lleva a pasear por las Ramblas mientras aprendes la tabla del siete, es un amor adolescente que prometías eterno, es una amiga con la que lloras de risa por cualquier tontería, es una compañera de trabajo lista y chisposa a la que has ido descubriendo poco a poco, sin pretenderlo. Es un padre llorando una noche de julio en un concierto del Serrat, es un abuelo risueño, soñador y honesto que compra cuadros sin tener ni un duro en el bolsillo, es un catedrático con el que disfrutas mezclando en la misma conversación metales de transición, ciudades italianas y obras de arte, es un camarero bohemio de ojos vivos que te invita a unas cañas. Barcelona es una cena improvisada esa misma tarde recordando esa maldita muerte demasiado temprana.

Todavía no tengo muy claro hasta dónde somos capaces de llegar. Lejos, muy lejos, dicen algunos ya más que adultos, rozando casi el desenlace. Lejos, muy, muy, muy lejos, eso espero, pido y deseo. Y si puede ser, en Barcelona, aquí mismo, la bonita y la lista.