Luke nº 116 - Abril 2010 (ISSN: 1578-8644)

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Zarzalejo Blues: Adiós, Mark Linkous
... Hasta caer el telón sobre su universo de fantasía y de pesadilla: el sol luminoso siempre en lo alto, sumergidos los pies en un estanque de sangre ...

Sergio Sánchez-Pando

A diferencia de hace catorce años, esta vez no podía fallar. Y no le tembló el pulso. Se disparó en el pecho con un rifle.

Adiós, Mark Linkous. El caballo centelleante –Sparklehorse– se apagó para siempre.

¿Tanta prisa tenía por ingresar en el Club de los Cantautores Suicidas, ese que sólo admite la entrega total, sin condiciones?

Mark LinkousYa lo intentó en 1996 durante la gira como telonero de Radiohead, a rebufo de la edición de su sorprendente álbum de debut de título imposible: Vivadixiesubmarinetransmissionplot.

Dicen que a raíz del cóctel de barbitúricos, alcohol y sólodiossabequémás estuvo clínicamente muerto durante un par de minutos. ¿Les vería? ¿Le alcanzaría para escuchar algo? ¿Le llegaría algún destello?

Aseguran también que salvó las piernas sólo después de siete operaciones y que la experiencia quedó recogida en Good Morning Spider, su segundo álbum. Fue entonces cuando le vi en concierto compartiendo cartel con Mercury Rev, plantado sobre el escenario como un gigante torpe al que manipularan con hilos desde el techo.

Todos coinciden en que el caballo brilló aún con más fuerza en la tercera entrega: It´s A Wonderful Life. Vaya gustazo extraviarse en sus pasadizos sonoros, guarecerse en sus múltiples recovecos camuflados por telarañas de colores, arrullado por su voz engañosamente lánguida, sacudido por algún que otro arrebato de furia.

Dreamt for Light Years in the Belly of a Mountain seguía la estela del anterior, con su énfasis en los tiempos medios, lentos, en las marchas morosas a ritmo de funeral carnavalesco.

Hasta caer el telón sobre su universo de fantasía y de pesadilla: el sol luminoso siempre en lo alto, sumergidos los pies en un estanque de sangre.

Qué complicado es etiquetar el trabajo de los cantautores con un mundo propio. Ayuda, quizá, fijarse en los artistas con los que colaboró: PJ Harvey, Tom Waits, Nina Persson (The Cardigans), Flaming Lips, Danger Mouse o David Lynch; sí, el cineasta.

Quién sabe si a estas alturas estará departiendo con los otros miembros del club, con Phil Ochs, con Nick Drake, con Tim Buckley, con el gran Elliot Smith, admitido hace ahora sólo un par de años, o con su amigo Vic Chesnutt, del que no hace ni tres meses…

Debe de ser tentadora la idea de fusionarse con semejante conjunción de talento, con su legado de sonidos y ocurrencias, de lamentos y experiencias; ese que tanto contribuye a hacer un poquito más soportable nuestra inanidad.