Luke nº 116 - Abril 2010 (ISSN: 1578-8644)

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Hong
... Según mi padre, estuve enfermo en la pubertad y me llevó a un siquiatra que intentó curarme con un tratamiento experimental que consistía en sesiones de corriente eléctrica a 220 voltios y baños de agua helada, habría matado por unas pastillas que me dejaran colgado, pero el siquiatra estaba en contra de la química y a favor de la metodología pura ...

José Manuel Botana

Cuando leí el anuncio pensé: "Está demasiado lejos". Luego recapacité y me dije: "Tengo que buscar una razón inapelable para ir", darme una razón de peso como "mejor ahora que cuando sea más viejo". Esa podría ser una, la otra sería recurrir al recuerdo de mi padre cuando llegaba de trabajar las huertas sudado y malhumorado: si él hubiese visto el anuncio "Visite Hong Kong", habría ido andando sin necesidad de mirar un mapa. Hoy es sábado, tengo tiempo de sobra para pensar y acudir a consultárselo, hace ya unos cuantos años que no está en la residencia y puedo hablar con él casi en cualquier sitio, pero prefiero visitarle donde más cercano lo siento, así que me pongo la ropa de los domingos y me dirijo al cementerio, me cruzo con una mujer que estuvo muy interesada en mi padre cuando murió mi madre al nacer yo, va del brazo de su marido, al verme gira la cabeza y cuchichea, supongo que será por mi aspecto, por aquí no gusta que vaya a visitar a mi padre al cementerio, son cosas de la gente del pueblo, ahora que los he rebasado se giran para mirarme mejor. Lo sé, como también sé que están disfrutando, creo que si supieran el motivo de la visita se llevarían un disgusto.

Retardo la llegada imponiendo a mis piernas una lentitud que nada tiene que ver con la velocidad a la que yo camino normalmente, pero es que hasta muerto el viejo me da reparo, lo reconozco. Entro en el campo santo, la tumba de mi padre es la número once de la hilera izquierda nada más coger la calle central que bifurca el cementerio, no tiene pérdida. Limpio la lápida blanca de pétalos secos que han ido a aterrizar allí en vuelo desafinado cubriendo casi por completo el nombre y primer apellido; la piedra la elegí blanca no porque él fuese un alma pura precisamente, sino porque me parecía un color más femenino. Según mi padre, estuve enfermo en la pubertad y me llevó a un siquiatra que intentó curarme con un tratamiento experimental que consistía en sesiones de corriente eléctrica a 220 voltios y baños de agua helada, habría matado por unas pastillas que me dejaran colgado, pero el siquiatra estaba en contra de la química y a favor de la metodología pura, así que cuando se cansó de la mano dura llegó la mano blanda acompañada de mujeres profesionales del amor para el siquiatra y para mí. Ellas eran muy buenas en el arte de la seducción y se esmeraban conmigo, pero yo no mostraba ningún interés por sus encantos, entonces él me recordaba los 220 voltios y veía clarísimo que tenía que aprender a hacerlo tan bien como ellas y estar agradecido de que los latigazos fuesen los de sus lenguas y no los de las corrientes eléctricas.

Me siento estirándome la falda para taparme las piernas y sin más preámbulos hago la pregunta:

– Padre, ¿cree usted que debería ir a Hong Kong?

– Yo iría andando… –me parece oírle contestar.

Así es, sería capaz de ir andando hasta Hong Kong, cualquier cosa menos soportar el refinamiento de su hijo y admitir que le gusten los hombres.

hong

Obra: Hong
Artista: Malena de Botana
Técnica: óleo sobre fotografía
www.lineas.org
www.malenadebotana.com