Luke

Luke nº 110 - Octubre 2009
ISSN: 1578-8644
Vicente Huici

Mirando hacia otra parte: Islands: Lanzarote (a la espera de la reencarnación de César Manrique)

Lanzarote no ha cambiado mucho desde la última visita, hace ya dos años. Hay, eso sí, más carreteras asfaltadas, y los precios del complejo Manrique se han vuelto de renta europea. Pero, por lo demás, la isla se sigue debatiendo entre la dependencia turística y cierto deseo de autarquía sin insularismo.

Pedro, un cuarentón progre encontrado en Arrecife, dice que la isla continúa estando regida por una oligarquía sin muchos alcances que prefiere ganar mucho hoy sin preocuparse del mañana. Hace falta burguesía; una burguesía moderna y modernizadora que termine con esta economía depredadora tan típica del Antiguo Régimen. Pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Yo le comento que a la oligarquía sólo se la puede seducir, pero jamás enfrentarse a ella, por el riesgo no tanto de ser borrado del mapa como, sobre todo, de ser ineficaz. Vamos, un plan a largo plazo para el que hay que ser muy conscientes de su dimensión histórica aun a costa de cierto sacrificio personal –¡y no todo el mundo puede aceptarlo!–.

De todo esto ya hablábamos hace quince años en la tertulia que mantenía Norberto en su librería El Puente, pero parece que no se han generado las sinergias adecuadas, a pesar de la presencia áulica del Premio Nobel Saramago, refugiado en el palmeral de Haría.

A lo mejor no estaría de más recuperar a Manrique y reflexionar sobre su estrategia. Si él fue de los oligarcas que se aburguesó y pretendió aburguesar la isla en un sentido modernizador, podría ser también el eje de articulación ideológica de una burguesía ascendente que valore más la inversión que el beneficio. Se trataría de actualizar a Manrique despojándolo de la farándula que ahora le rodea y que ha generado un efecto esclerótico frente al dinamismo de sus teorías.

Pero Pedro es muy pesimista. Lo ve todo muy muerto y demasiado corrupto –ahí está el caso Dimas Martín– . También ve a la pequeña burguesía profesional muy cansada, acostumbrada ya a vivir en el reducto que le ha otorgado la oligarquía. Parece que ya no funciona ni la seducción personal, esa que debía juntar matrimonialmente –Tuñón de Lara dixit– a las clases reticentes y emergentes: ya no vale ni casarse con la hija de un terrateniente.

Dejaremos, por tanto, Lanzarote hasta una próxima visita. Y nos quedará la imagen de Pedro, la de la librería El Puente, la de Saramago encaramado y también la del paisaje del volcán de la Corona, la del rostro de Laura, la camarera del bar Marieta, la de las magníficas comidas en Femés –y no sólo en Casa Emiliano– y la del chapuzón en las frías aguas de la Playa del Papagayo.

Esta isla espera la reencarnación de César Manrique.

librería el puente
Librería El Puente (Lanzarote)