Luke

Luke nº 104 - Marzo 2009
ISSN: 1578-8644
José Manuel Botana

Amanece

Amanece mientras miro distraído el pedazo de limón que flota en el vaso de té, el camarero con camiseta blanca de tirantes y pantalón negro barre a este lado de la barra, sé que me está mirando cuando pasa por mi lado.

–Vaya usted acabando, tengo que cerrar.

Sin mirarle doy un trago al té, está bueno y caliente, tal vez demasiado caliente. Tenía una cita y me he tomado un té cada hora desde las doce de la noche. Éste es el séptimo, los nervios se amontonan por el tiempo transcurrido, doloroso y lento en ese transcurrir, quisiera sacudirme las dudas como se seca un perro empapado por la lluvia; seguramente el camarero pensará que soy un perfecto imbécil y que hay cosas más importantes por las que sufrir. Otra vez dice que me vaya, pero en esta ocasión roza con su bigote mi cogote y utiliza un argumento inapelable.

–Si no ha venido ya, no creo que vaya a venir.

Es verdad, no ha venido, he esperado tanto tiempo que incluso los Gotan Project empiezan a parecerme interesantes, he visto a parejas girar sobre la pista fundiéndose entre Gardel y Piazolla, a mujeres bailar solas, ambiguas, enardecidas, con el olor a hembra perfumando la esperanza de la noche; avanzaba el amanecer y sus cuerpos se inundaban de lágrimas y olor a mala ginebra, se abrazaban como posesas a la músicay mis ojos contra ellas para evitar la soledad.

Pago el último té y me voy de allí pensando que tal vez me he equivocado de lugar; ella lo había elegido, qué puedo hacer, ¡es tan bonita!, pero esta vez creo que se ha excedido, le habría perdonado hasta tres horas de retraso. Pero que me echen de un bar... eso si que no.

Las más siniestras intenciones se cruzan por mi mente mezcladas con su belleza en este amanecer que destila dolor por mi mirada, introduzco el dedo corazón de mi mano derecha en la boca y lo muerdo hasta hacerlo sangrar, supongo que ha olvidado nuestra cita, o quizá algo peor: ha salido con otro. Abro la puerta del coche con el dedo goteando, no sé que misteriosa voluntad hace que mi boca, obediente, haya llevado a cabo un acto así. Arranco el coche y mis dudas se multiplican, me había preparado para pasar la noche con ella como un AK-47 con todos los resortes bien engrasados; conduzco despacio, dejando pasar a los que van con más prisa, aparco cerca del portal, el dedo sangra y duele, la angustia y la irritación continúan latentes, empujo la puerta que siempre está abierta y comienzo a subir los siete pisos a buen paso, cuando estoy en el sexto suena un mensaje en el móvil, un mensaje de ella, me encomiendo para que me convenza, estoy a punto de ponerme de rodillas para leerlo como si esperase una luz al final del túnel:

“Si no llego a las doce, vente a casa”.

¡Y llega ahora!B usco las llaves con prisa, entro en la habitación y allí está, dormida sobre la cama, vestida con los pantalones negros ceñidos y unas botas altas a juego, como una jovencita de sesenta años. Me acerco despacio para no despertarla, voy a preparar el desayuno... para dos.

Amanece

Obra: Amanece
Técnica: Óleo sobre fotografía
Artista: Malena de Botana

José Manuel Botana
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