Luke

Luke nº 107 - Junio 2009
ISSN: 1578-8644
José Manuel Botana

Tenía

Desperté en lo más tórrido del sueño, justo en el momento preciso, un poco más tarde y no habría recordado nada. ¡Qué angustia perderme la belleza del sueño! Desperté cerca de mi amante y aunque sólo le quiero a él, algunas veces le soy infiel, pero así y todo es una gloria tenerle ahí con la seguridad de que siempre está dispuesto a satisfacerme ahuyentando casi todas las tristezas de una chica como yo, que no da que hablar en el vecindario. Me acurruco en la cama y miro por la ventana, la luna está partida como mi deseo, que ahora comienza a fusionarse en una oleada cálida que golpea mi cerebro, se enrosca en mi cuello y lo muerde mientras la ola lasciva se desliza frotándose contra mi cuerpo hacia abajo, me deleito en los últimos retazos del sueño cuando descubro al vecino del séptimo mirándome, ya no le tengo miedo pero al principio, cuando soñaba con él me asustaba. Aun así enciendo la lámpara y la regulo con muy poquita luz; atrincherándose detrás del latido está mi corazón, al que casi se le escucha cuando me desnudo totalmente para recibir los gemidos uno detrás de otro, como en el sueño. Voy a despertar a mi amante, pero antes fantaseo con el hijo de los vecinos del séptimo.

–¿A qué piso va?

–Al sexto –respondo.

Me gusta el sonido de su voz preguntando lo que ya sabe, su dedo apretando el botón del ascensor y cómo se mueve para dejarme pasar, sí… no hay duda, entre nosotros hay algo que mi amante se encarga de hacer realidad. Me sonrojo fabricando sus labios encima de mi sexo cuando me acerco a la mesilla y busco la caja violeta en el cajón de abajo, mi amante fijo domina las leyes del movimiento y las sintetiza en tres letras que miro con ansia. Lo introduzco en mi boca para calentarlo, las contracturas de la espalda que me obligan a andar recta me recuerdan que basta con apretar el más para encender a este amante que al instante me envuelve con su ronroneo acariciante, lo hago descender hacia mi sexo y cuando está a punto de entrar, el ronroneo se convierte en un zumbido de excusa, lo miro incrédula, como si el vecino del séptimo se hubiese quedado afónico y con ello la suma de sus partes se hubiesen desvanecido, mi amante eléctrico ha dejado de moverse el muy borrachín, hacía un momento el símbolo positivo lucía en su rojo más intenso y ahora luce pálido como un sastre endeudado. Lo mejor de este amante es que no finge; si no puede, no puede, ahora lo pongo a cargar media hora y recupera su movimiento, el vecino del séptimo su voz y yo... mis sueños.

casa

Obra: Cascada
Técnica: Oleo sobre fotografía
Artista: Malena de Botana

José Manuel Botana
Contacto
www.arte-literatura.com
Arte y Literatura
www.malenadebotana.com
Malena de Botana