Luke

Luke nº 108 - Julio-Agosto 2009
ISSN: 1578-8644
José Manuel Botana

Revolqué

Quería quitármelo de encima y lo entendió a la primera cuando me giré sobre la cama. Estaba prácticamente desnuda cuando se incorporó, las bragas (única prenda que me cubría) me las quité delicadamente ansiosa por ver su miembro, casi segura de que merecía la pena por la meticulosidad con la que se aflojaba el pantalón. Pero enseguida supe que debajo del slip no podía esconder mucho por la escasez en el abultamiento de la tela, y realmente me apenaba borrarle esa sonrisa de su bonita cara, recogí mis bragas y me las puse ya de pie.

–¿Adónde vas ahora? –preguntó, con el miembro al descubierto.

–Me has engañado.

Lo afirmé sin dudar, aquel miembro estaba lejos del que yo había visto por vez primera y eso era exactamente lo que quería para mi primera vez. Es verdad que estaba consistente –difícil de superar esa firmeza–, pero medí a ojo y aquello no era lo que yo buscaba, sé que una virgen de treinta y muchos no debería poner demasiados reparos y menos con lo bien que olía su piel.

–No tienes corazón –dijo algo enfurruñado.

–No es eso. Te lo dejé bien claro, y tú con tus cinco sentidos me aseguraste que sabías quién era Rocco, te faltó tiempo para decir que la tenías parecida a él. ¿No lo recuerdas? Y preguntaste si tanta importancia tenía el tamaño, y te dije que no lo sabía, te conté mi secreto, joder, que era virgen, y lo de mi frustración o fijación o como quieras llamarlo.

“Empezaba a probar los pintalabios de mamá cuando pulsé la tecla play del vídeo, aquella avalancha de cuerpos desnudos me impactó, no tenían ningún sentido para mí las imágenes que aparecían en la pantalla, se besaban sin hablar y al principio sentí asco, la verdad, pero enseguida me di cuenta de que aquello era lo que llamaban pecado y que iba a verlo hasta el final. Los preliminares siempre me habían parecido importantes, qué menos que cuarenta y cinco minutos de noventa para el primer beso en una película, no antes de tres meses saliendo en la vida real, seis meses para algo más; recuerdo que no había buenos ni malos pero sí un protagonista: El Rocco que se metió en mi cuerpo sin saber muy bien cómo, ver su miembro fue para mí como el primer coqueteo adolescente. ¡Qué nerviosismo! Me temblaban las rodillas y en aquel momento supe que con un miembro de esas características quería perder la virginidad”.

–Todas dicen que es la más grande que han visto, así que no vas a encontrar nada mejor en muchos kilómetros –susurró, mirándose la suya.

Estaba a punto de ceder cuando recordé a los más de cien que habían pasado por la misma situación con la artillería desmontándose. No podía rendirme ahora sin ofender a todos ellos, noté cómo le temblaba el miembro cuando quiso razonar lo que otros ya habían intentado antes que él y lo que dijo, lo dijo con voz muy firme.

–Es muy parecida, lo que ocurre es que la de él está filmada con un objetivo que la aumenta.

Aburrida de la conversación, recurrí a algo que nunca fallaba, abrí el cajón de la mesilla y saqué la réplica del miembro de Rocco.

casa
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Obra: Dbajo
Técnica: Oleo sobre fotografía
Artista: Malena de Botana

José Manuel Botana
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