Luke

Luke nº 102 - Enero 2009
ISSN: 1578-8644
Pedro Tellería

Hotel y frontera

La vida se ha puesto negra de tanto vivirla y pensarla, pero ni esta razón es bastante para que el hombre examine su error en conciencia. El augurio se cumple y la puerta se cruza a mil kilómetros de distancia. El vaticinio es cierto. La ruptura es total, pero queda el debate de si acaso el azar y su mareo dirigen al hombre. Se asume la vida en el filo, de manos de la experiencia y la lectura atenta del destino escrito en los otros. Se opta por el silencio y la ausencia, que inspira la lectura moral de uno mismo y los otros. De la oscuridad nace una vida de hotel y frontera que debe atreverse a decir su nombre antes de que las distancias impidan reconocer la voz que reclama un futuro distinto. En ese silencio como territorio desierto donde acampar y quedarse a vivir a la luz de una hoguera cobra sentido el lamento por lo inútil de la palabra en todo plano, lo inservible de todo trabajo poético. Por eso escapar, borrarse, marchar, con el miedo a los lobos bajando del monte en invierno. Acaso es sólo ternura lo que se siente con el paso del tiempo, si bien las caricias son promesa y a la vez puñetazo. Por eso, ni siquiera la ceniza es poesía. Se llega así a la derrota del amor que no fue del todo libre y salvaje. El punto de llegada es el espigón donde mar y tierra conversan cansados por tanto movimiento sin ganas.

ojo