Luke

Luke nº 100 - Noviembre 2008
ISSN: 1578-8644
Pedro Tellería

Sin luz un retrato

La historia de cada uno es la de todos. Por eso el destino separa y une, diferencia lo que iguala. Frente al rostro que nos conoce la biografía es un secreto en mil sentidos, un reflejo del sol sobre el agua. Entonces el recuerdo, mirado del revés, adquiere la imagen de un enigma que asoma. El sujeto se muestra ante los demás tal como es, con el orgullo de lo perdido y la rabia de quien protesta por tener un destino. Pero los otros son tumulto con vida propia y motivos entendibles, aunque personas incapaces de mantener una conversación abierta y sin prejuicios. ¿Qué hacer entonces? Cogerse de la mano, jamás huir, caminar junto a uno mismo con paso firme. Porque somos a la vez pésame y herencia. Por eso no hay que sentir por uno lástima o rencor. Somos una curiosa anomalía, rareza para la ciencia, insectos observables. Esto a lo mejor nos quita sentido, pero también nos protege del frío que azota el páramo. Nada impide mirar a los demás con ternura y desprecio porque tiemblan. La experiencia es inútil si hablamos de la vida, salvo el honor de no haberse traicionado cuando se tuvo la ocasión. El mundo nos devora, ésa es la segunda verdad. La primera es que sueño y realidad iluminan al loco que traspasó el amor con la lanza del rechazo hacia el desamparo más crudo.

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