Luke

Luke nº 100 - Noviembre 2008
ISSN: 1578-8644
Pedro Tellería

Volar como se baila

Cartas

La historia de este disco parece sacada de una trama propia de la tan en boga novela histórica. En la década de los setenta, alguien compró en Sotheby’s una baraja de cartas inglesa donde aparecían impresas 51 partituras de otras tantas danzas palaciegas de finales del siglo XVIII. Con el tiempo pasaron de manos, fueron vendidas y terminaron en un museo; pero alguien las descubrió y pensó que sería bueno reunir a un puñado de músicos para arreglar, interpretar y grabar este curioso tesoro. El lugar donde se forjaría el proyecto era el coro de una catedral gótica cerrada por obras y, para colmo, el disco se grabaría de noche.

Juro que no he bebido nada antes de escribir esta reseña. Estoy hablando de Pack of new Cotillons, un precioso disco impulsado por Bóreas Cámara que recoge 51 tomas, por lo general muy breves, interpretadas en la Catedral Santa María de Vitoria-Gasteiz por un puñado de músicos que a base de flautas, oboes, guitarras, vihuelas, trompas, chelos y percusiones trasladan a quien lo escucha a lugares donde jamás ha estado.

Toda la música del disco tiene un inequívoco aroma placentero y jovial. La danza en grupo suele ser un medio para la celebración y la alegría, por eso La Fiesta, así, en general y con mayúsculas, la ha empleado siempre. “Cotillón” era, concretamente, la danza que se interpretaba al final del baile de sociedad homónimo; el término entronca con “contradanza”, que a su vez nos remite a “country dances”, es decir, los bailes de campiña inglesa del siglo XVI. Este pormenor filológico, explicado en el disco, remite a un ir y venir por países y épocas que nos da una lección clara: las fronteras nunca han podido con la música.

Bóreas Cámara
Fotografía: Quintas Fotógrafos

Así lo atestiguan muchas de las melodías del disco. Escuchándolas he viajado a los salones aristocráticos franceses y a las aldeas inglesas, pero también a mi ciudad. En algunas he creído reconocer aires que me acompañan desde niño, cuando mis padres me paseaban durante las fiestas al son de marchas, pasacalles y bilbirilketas. E incluso en el siete de espadas me ha parecido escuchar, en ese intervalo de cuarta, ecos del comienzo de la más famosa canción de mi ciudad.

Recomiendo este raro, alegre y luminoso disco que se escucha como se toman cartas del mazo, se sujetan en la mano y se sueltan. Con él se puede bailar en el salón de una casa como si estuviéramos en el jardín de un palacio. Con él podemos olvidarnos de todo y entrar en el arte como se sale de la vida para entrar en los juegos de mesa. Podemos irnos de cacería, de romería o de verbena con las zapatillas puestas y las cartas en la mano. Un as de picas y bailo con un pie. Una reina de corazones y bailo con el otro. Vestidos de Luis XVI, de granadero mayor o de aldeano en fiestas. Y podemos pensar que la música, como el aire que la transporta, es quizá el arte más libre que los hombres se han dado a sí mismos.

Próximas actuaciones:
Pórtico de la Catedral Santa María de Vitoria-Gasteiz
Viernes 21 de Noviembre 20:00h.
Sábado 22 de Noviembre 12:00h.

Ficha técnica:
Instrumentación y arreglos: Josean San Miguel
Interpretación: Bóreas Cámara
Grabado en el coro de la Catedral Santa María de Vitoria-Gasteiz
Fotografías
Quintas Fotógrafos
Vídeo
Angel López de Luzuriaga
aitordejuan@terra.es / peulate@telefonica.net
Contactos

Hace ya seis o siete años, nuestro amigo "Pinttu" quiso compartir con nosotros un descubrimiento: En los almacenes del museo de naipes "Heraclio Fournier" de Vitoria dormía un juego de naipes nada habitual pues en cada uno de ellos había escrita la música de una pequeña danza. Se trataba de una de las dos copias que actualmente quedan en el mundo de las Longman and Lukey's Complete Pack of New Cotillons.
Félix Alfaro Fournier adquirió en subasta pública en Sotheby's la colección "De la Rue" en 1970 (más de 500 barajas y otros pliegos, dibujos, libros, etc). Entre estas barajas se encuentra la identificada con el nº 365. La Diputación Foral de Álava adquiere en 1984 la colección completa.
No hizo falta que nos explicara mucho más, pues enseguida sentimos que teníamos entre manos una posibilidad histórica de transmitir este legado cultural que sólo pedía el volver a existir. ¿Pero cómo hacerlo? Nuestro objetivo era entender plenamente el contexto en el que este juego de naipes existió para honrarlo de la manera más fidedigna posible.
Con el paso del tiempo hemos llegado a comprender que cada partitura guarda su misterio, su propia vida, su existencia autónoma, particular. Las partituras tienen su auténtica alma y su exclusivo destino. En ellas anida la vida misma y ellas toman el espíritu de sus intérpretes.
Así ha sucedido con estas Cartas. Desde que las conocimos nos sentimos fascinados por su simplicidad y por el aire sonoro que desprendían. Simplemente, silbando alguna de las melodías, se podía sentir el ritmo de danza que llevaban implícito y las frases demandaban acentos y cadencias, ornamentos y floreos… Encontrarles la música fue tarea sencilla.
Pero para desarrollar la instrumentación necesitábamos la ayuda de un auténtico erudito del tema. Y no podía ser otro que Josean San Miguel, amigo con quien colaboramos en la grabación de la música del Ballet "Kutz ala Pil…", cuyos conocimientos y preparación nos habían impresionado casi tanto como su extraordinaria forma de entender a las personas… y a los músicos.
La elección de la Catedral de Santa María como escenario de la grabación ha sido una consecuencia lógica de la propuesta lanzada por sus gestores: ser fuerza constructiva de la cultura y conocimiento de nuestro pueblo.

Bóreas Cámara