Luke

Luke nº 101 - Diciembre 2008
ISSN: 1578-8644
Sergio Sánchez-Pando

Zarzalejo Blues: Beloved, Toni Morrison

El inminente acceso de un negro a la presidencia de Estados Unidos ofrece una magnífica coartada para leer –o releer– Beloved, la obra cumbre de Toni Morrison, y a través de ella tomar conciencia de que el calificativo de “histórico” que sin duda merece dicho acontecimiento en caso de consumarse, está, al menos por una vez, plenamente justificado.

Y no es que la lectura de la novela de Toni Morrison –Premio Pulitzer en 1988 y seleccionada como la mejor obra de narrativa de los últimos veinticinco años en Estados Unidos según una encuesta realizada entre escritores, críticos y editores por New York Times– precise de alicientes externos o de muletillas, al contrario. Es sólo que la realidad más actual ayuda a tomar conciencia del enorme viaje mental que la sociedad norteamericana parece haber experimentado en los últimos cien años.

Habrá quien diga que la posible presidencia de Obama no deja de ser un símbolo y que la realidad de muchos millones de afroamericanos seguirá siendo la misma, pero gracias a Morrison comprendemos también que la abolición de la esclavitud tuvo en su día escaso impacto en la realidad de muchos miles de negros, prisioneros de una inercia que la mera promulgación de una ley no logró revertir. El daño ya estaba hecho, por decirlo de una forma simple y llana. Fue sólo con el paso del tiempo, con la sucesión de las distintas generaciones, que la libertad fue haciéndose tangible y devino materia.

La más evidente contribución de la novela de Morrison sería, por tanto, abordar el racismo y la esclavitud en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX desde la perspectiva del oprimido, del negro. Y es que provoca incomodidad verse impelido a adoptar una visión del hombre blanco como un ser extraño, difícil, caprichoso, ajeno y, aun así, humano.

En este sentido, Beloved se erigiría en una especie de reverso de las novelas de William Faulkner, aun siendo deudora de ellas en el plano formal: fragmentación del tiempo narrativo, pluralidad de voces y empleo de un discurso, a un tiempo lírico y adusto, que huye de lo explícito en favor de lo insinuado. Pero más allá de la sombra de Faulkner está el Sur –poco importa a este respecto que el grueso de la acción transcurra en Cincinatti, una ciudad del Medio Oeste– como escenario, con todo lo que ello implica: elementos góticos, fantásticos, maldiciones, leyendas, espíritus, supersticiones.

Beloved se enmarca en una tradición rica y compleja a la que aporta elementos novedosos: una marcada óptica femenina y mucho sufrimiento –culpa, abandono, pérdida, abuso, violencia–, un sufrimiento genuino y generoso, exento de rencores y por ello de victimismos, en permanente conflicto con la vitalidad y las ansias de supervivencia de sus protagonistas. Morrison logra transmitir al lector la sensación de que ser negro, y más aún mujer, hace a las personas más fuertes, más resistentes ante los embates de la vida, pero aun así son muchas las que acaban sucumbiendo ante una carga tan enorme. La esperanza reside en que semejante peso a la espalda se vaya aligerando poco a poco, de generación en generación, como a trancas y a barrancas parece que así ha sido.

Beloved