Luke nº95 Abril 2008

Ensueño festivalero

Festivalandia está removida. Nunca llueve a gusto de todos, es un refrán bien sabido, pero este año parece que unos cuantos van a recibir mucha agua y otros muy poca. Y, en este terreno, los transvases tampoco existen.

Sinnamon, la conocida promotora barcelonesa que inventó el festival del puente aéreo Summercase hará ya tres veranos y que también es responsable de los eventos musicales Ola, Creamfields y Forward, -repartidos por la geografía española-, y de traer a este país intérpretes y bandas de lo más variado, se marcó un gol de Champions League al anunciar hace unos meses que Radiohead ofrecería una única actuación en España dentro de su actual gira europea. En Barcelona y el 12 de junio próximo, para ser exactos. Una bomba que tan sólo acaba de explotar. Los aficionados, amantes y obsesos de la banda de este país mal regado en algunas partes y bien follado en otras, están de enhorabuena, aunque sepan que se van a gastar la paga de vacaciones en gasolina, trenes, aviones y bocatas gomosos para poder acudir a la gran cita de ese jueves. Radiohead vale eso y mucho más. Los magníficos de Oxford han vuelto a la carga revolucionando el mundo de la música con su concepto on-line del “es triste pedir, pero más triste es robar”. Todo el mundo sabe ya que se podía pagar la voluntad por su nuevo disco, “In Rainbows”, en formato MP3 de no muy buena calidad, que se descargaron alrededor de un millón de ellos y que, cuando plantaron el CD en las tiendas, se convirtieron en número uno vendiendo de nuevo como churros. Tampoco es noticia ya que han pedido a los fans que se inventen sus videoclips, y lo último que sabemos de su flirteo con el público para cabreo de las discográficas y regodeo del personal es la posibilidad de descargarse previo pago las pistas de su nuevo single, “Nude”, mezclarlas al gusto del consumidor y colgarlas en Internet para que estos Harry Potters de la música escojan la que más les gusta. Hasta ahí nada nuevo bajo el sol. Lo que ha causado desconcierto es que su concierto barcelonés sea el eje de un nuevo concepto de festival: Daydream (“ensueño”, en inglés). Una ensoñación para los que lo organizan, que harán llenazo, y para sus seguidores, que, aunque el resto del cartel les traiga sin cuidado, podrán asistir al directo de una banda que ha marcado a fuego su sello en el flanco de la historia del rock. Daydream, según anunció Sinnamon en un comunicado, goza de un “carácter especial y único con el que nace la filosofía del festival. Un cartel en el que los grupos y DJ’s participantes guardan algún tipo de relación con los protagonistas del evento: ya sea en un sentido estrictamente musical o más abiertamente conceptual, todos han influenciado a Radiohead, se han visto influidos por ellos o simplemente son mutuos admiradores.” La promotora, en unas declaraciones pongamos que exclusivas a esta humilde cronista, afina un poco más y nos cuenta que Daydream, efectivamente, ha sido creado como “festival cuyo cartel gira entorno al artista protagonista”. Que Daydream parece tener continuidad también lo corrobora Sinnamon, al preguntarles porqué se escogió a Radiohead –sin dudar en ningún momento de su idoneidad- para encabezar el festival: “Consideramos a Radiohead el grupo ideal para protagonizar la 1ª edición de Daydream, ya que es una de las bandas por excelencia del rock del momento y un excelente aglutinador tanto de referencias pasadas como de influencias a músicos contemporáneos.” Una afirmación que pocos peros encontrará.

De momento, las opiniones que más pululan en la red son las relacionadas con los carteles de los festivales consolidados. Summercase (de Sinnamon, Barcelona-Madrid, 18 y 19 de julio) va detrás en las apuestas, mientras que Primavera Sound (Barcelona, 29-31 de mayo), que madura al estilo del vino de Rioja, y que el pasado año se llevó el gato al agua con una selección primorosa, sigue cosechando admiración y respeto hasta en círculos tradicionalmente poco dados a la adulación (véase www.commonpeoplemusic.com). Lo que parece claro es que los abonos, en líneas generales y a pesar de los esfuerzos de las promotoras para ofrecer descuentos y combinaciones varias comprando por adelantado, se encarecen año a año, cosa que es tema de debate en la red. Las promotoras se defienden alegando que las bandas han subido enormemente sus cachés. Argumento que avala un experimentado oyente, practicante y conocedor de la música y del circo que la rodea –sólo decir que “estuvo allí” en el único, irrepetible e histórico concierto de The Beatles en la Plaza de toros Monumental de Barcelona, el 3 de julio de 1965-, Angel Ardévol. El propietario de Lenoir, editorial y librería especializada en publicaciones sobre música pop, rock, blues y jazz, nos hace llegar su visión del tema: “Hace 10 o 12 años, cuando empezaron a organizarse los primeros festivales, los grupos y solistas que intervenían tenían un caché más asequible, ya que les interesaba darse a conocer o promocionarse (si ya eras conocido) en aras a vender discos. Eso ahora ya no funciona. Sólo compramos discos los veteranos y cada vez, por ley de vida, esa fuente se irá extinguiendo. Ahora los artistas reconocidos se ganan la vida por lo que cobran por sus actuaciones o giras, subiendo por tanto el coste de producir uno de esos eventos. Hay que tener en cuenta de que muchos de los grupos que acuden apenas cobran, son el relleno (y lo mejor, a veces), pero para que la gente acuda hay que potenciar el cartel con gente conocida. El precio que marcan los promotores es, por pura lógica, el mínimo para cubrir gastos y llevarse un beneficio.” Gente del mundillo como la banda barcelonesa Dunno, que estuvo a un paso de participar en el festival de Benicássim de este año gracias a su segundo puesto compartido en la final del Proyecto Demo 2008, no se desmarca de esto y tras definir los grandes festivales en términos culinarios como un “buffet libre”, concluye que “sabes que si quieres probar ciertos platos sólo lo podrás hacer dentro de un festival, porque muchos grupos sólo vienen a festivales, ya que les sale más rentable que montar conciertos ellos solos”. Añaden que “la idea del Daydream tiene un cierto sentido y eso lo hace especial. Es un concepto diferente de festival, y puede estar bien. Quién sabe, quizás pronto aparezcan más festivales temáticos, dependiendo del éxito de éste”.

Surge la pregunta, volviendo al concepto presentado en Daydream, de la gallina y el huevo. ¿Firmó Sinnamon a Radiohead por mucha pasta para luego sacarse Daydream de la chistera, -parece ser con la colaboración de la propia banda en la elección del resto del cartel-, poder cobrar una suculenta entrada que quizá sería difícil de justificar con sólo un grupo, por muy impresionante que fuera, y así inaugurar, casi por chiripa, una nueva modalidad de festival? Desde Primavera Sound nos ofrecen una perspectiva que sigue esta línea de investigación: “¿Festival temático? ¿Conseguir una fecha de la gira de una gran banda e inventarse alrededor un festival es un festival temático? Yo creo que no, más bien es una maniobra para vestir algo de lo que no es.”

Sea como sea, envuelto en un formato u otro, con o sin festival alrededor y polémicas de gallinas y huevos aparte, un concierto de Radiohead es un “must” para cualquier persona interesada en lo mejor que ofrece la música a día de hoy. Porque, como sentencia Angel Ardévol, “¿quieren figuras? Pues a pagar”.

[Web Festival Daydream]

Música

Victoria Salvador

Radiohead

Daydream, según anunció Sinnamon en un comunicado, goza de un “carácter especial y único con el que nace la filosofía del festival. Un cartel en el que los grupos y DJ’s participantes guardan algún tipo de relación con los protagonistas del evento (...)