UTOPÍAS E ILUSIONES NATURALES
Francisco Fernández Buey
Ed. El Viejo Topo, Barcelona, 2007
La tesis general defendida en este ensayo es el resurgimiento de la utopía que, aunque siempre haya estado presente, irrumpe con mayor fuerza en la actualidad, como ilusión natural, como impulso y deseo, como lucha y, sobre todo, como posibilidad. Ahora, más que nunca existe la posibilidad de alcanzar una comunidad de iguales en donde la persona sea en verdad la medida de todas las cosas. Los motivos que encuentra el autor para este renacer son, básicamente, la agudización del malestar que ha producido el capitalismo salvaje o globalización neoliberal; la comprobación de que el mundo que ha salido de ahí (el mundo de la guerra y del expolio permanente, de la crisis ecológica global y del aumento de las desigualdades) es un escándalo moral; y la sensación de que otro mundo es posible. Partiendo del concepto de utopía proveniente de Thomas More –comunidad de iguales en donde todos trabajan para todos-, el filósofo Fernández Buey realiza un exhaustivo e interesantísimo recorrido histórico que abarca desde la ciudad ideal de Urbino, a Campanella y su Ciudad del Sol, Francis Bacon y su Nueva Atlántida, pasando por los denominados “utópicos”: Saint-Simon, Charles Fourier, Owen, Etienne Cabet y Louis Blanc; en contraposición a los “científicos” en cuyo centro se encuentran Engels y Marx con quienes el socialismo no sólo pasa de la utopía a la ciencia sino que también, lo que es más importante, se hace inevitable. Un socialismo real no lo que funcionó, por ejemplo, en la Unión Soviética. Una parte novedosa de este estupendo libro es la que abarca a los escritores de ciencia ficción mayormente calificados de distópicos y antisocialistas. El autor ha extraído el pensamiento de las obras literarias de Huxley, Arno Schmidt, Lem o Ursula K. Le Guin para mostrar su concepción utópica. En líneas generales los utopistas estudiados coinciden en la eliminación de los privilegios, de las clases y de la propiedad privada; también, al menos en su mayoría, en la inexistencia de Estado y en la defensa de la libertad individual como premisas básicas para alcanzar una sociedad ideal porque, tal y como dijo, More: “Allí donde la propiedad sea un derecho individual, allí donde todas las cosas se midan por el dinero, no se podrá nunca organizar la justicia y la prosperidad sociales”. El Poder se ha ocupado de deshonrar la palabra utopía identificándola con imposibilidad o locura, y ha puesto todos los medios a su alcance para impedirla, pero en nuestra mano está recuperar su verdadero sentido así como para dar los pasos para conseguirla.
el filósofo Fernández Buey realiza un exhaustivo e interesantísimo recorrido histórico que abarca desde la ciudad ideal de Urbino, a Campanella y su Ciudad del Sol, Francis Bacon y su Nueva Atlántida, pasando por los denominados “utópicos”: Saint-Simon, Charles Fourier, Owen, Etienne Cabet y Louis Blanc; en contraposición a los “científicos” (...)