Luke nº95 Abril 2008

Edouard Boubat, Corresponsal de la Paz

El prestigio del legado artístico de Edouard Boubat es el estandarte de una muy completa exhibición en la Casa Europea de la Fotografía, en París. La retrospectiva sirve para publicitar los esfuerzos del grupo Reporteros Sin Fronteras, cuya función primordial es abogar por la protección de los derechos -a la vida y al trabajo- de cientos de periodistas y reporteros en muchos paises donde estos derechos fundamentales son vulnerados. Boubat personifica el axioma de aquellos de quienes puede decirse sin ambages poseen un alma fotográfica. Sus fotografías tomadas en incontables viajes por el mundo nos muestran al artista en una cúspide de producción constante durante muchos años de trabajo.

El título, muy apto en este caso, de “corresponsal de la paz” le fue otorgado por el poeta Jacques Prévert al referirse al espíritu que guía su tarea, aquella sensibilidad omnipresente en su fotografía.

En su trabajo vibra un espíritu creativo expresado en la fluidez y la textura de sus composiciones, en la riqueza de su representación del género humano. Rostros de la más variada estirpe nos miran desde el otro lado de la imagen. La visión de Boubat, su misión misma como artista, nos lleva a pasear por una amplia variedad de espacios –Brasil, India, Nepal, Japón, Egipto, China…- la lista es larga.

A través de ella vemos reflejado un universo poblado por hombres y mujeres haciendo lo que la gente siempre ha hecho: reir y gozar; trabajar y procrear; constuir y amar. Boubat nos llena los ojos de bondades, de retablos bañados de luz y gestos armoniosos.

Su lenguaje visual es pródigo en viñetas que nos descubren el sortilegio de distantes civilizaciones y costumbres. Boubat conoce el secreto de cómo capturar aquello que la luz devela y su instinto de artista lo induce a elaborar sus imágenes con discernimiento de orfebre. Su ojo paradójico y crítico vive en aras de instaurar para la eternidad un rostro o un paisaje. Por encima del impresionante portafolio, producto y menester de su incesante trasegar, su trabajo adquiere un aire de alta calidad reporteril al transcribir en imágenes la oda constante a su ciudad: París.

Aquí el fotógrafo nacido en Montmartre nos muestra el lado íntimo de una ciudad escudriñada por un habitante de la urbe. Cada ciudad muestra su corazón en el rostro de sus gentes. París en el ojo de Boubat no habría de ser la excepción. La totalidad de su recorrido fotográfico nos abre las puertas a la difícil y a veces inaccessible intimidad de otras gentes. Poco menos exitoso, en apariencia, es su trabajo que discurre en el entorno urbano norteamericano. Sus imágenes tomadas en Nueva York contrastan visiblemente en concepción y ejecución con el trabajo fotográfico logrado en otras latitudes. Bien parece que el fotógrafo se manifiesta más profundo trabajando al aire libre. Persisten en la memoria su evocativa serie lograda en una aldea de pescadores en la costa Portuguesa y sus apacibles retablos humanos logrados en la India. Su estilo es el de peregrino en la constante tarea de ejercer como testigo, del artista como ejecutor de aquello que se transmite a los que hemos quedado estáticos en casa. Su inspiración mayor proviene de recorrer aquello que no tiene itinerario: la vida misma.

Arte

Lalo Borja

Boubat
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vemos reflejado un universo poblado por hombres y mujeres haciendo lo que la gente siempre ha hecho: reir y gozar; trabajar y procrear; constuir y amar (...)