LUKE nº 88

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Literatura

Lovecraft: mito y realidad

José Oliver

Howard Phillips Lovecraft

Si hoy en día viviera, Howard Phillips Lovecraft seguramente se escandalizaría sobremanera de la repercusión de su propia obra. Nacido en Providence, Rhode Island, en 1890, Lovecraft fue un individuo superprotegido, acomplejado por su madre, que, desde pequeño, prefirió la imaginación a la realidad. Aprendió a leer precozmente (a los tres años) en la enorme biblioteca familiar y pronto conoció el embrujo de las Mil y Una Noches o la fascinación por los panteones mitológicos clásicos. Siempre prefirió el mundo de las letras al real: quizá sacrificó su vida por su obra, o, simplemente, fue un pobre diablo que no supo vivirla.

En cualquier caso, a día de hoy, a Lovecraft se le considera uno de los pedestales de la literatura de ficción moderna. Su aprecio, que sólo ha crecido con el tiempo, empezó en la marginalidad y en lo que los esnobs llamarían el mundo de la subliteratura, o de los subgéneros (que no tienen nada de "sub", pero no es ésta la cuestión), para finalmente aposentarse entre los grandes, también en teóricos y crítcos, la última frontera.

¿Por qué la importancia de Lovecraft en la literatura? Algún escritor le ha llamado "un copérnico literario", porque le dio un nuevo enfoque a la literatura de terror hasta entonces inédito. ¿Inédito? Quizá no tanto. En verdad lo que supo hacer muy bien Lovecraft fue amalgamar una serie de tradiciones literarias y de hallazgos personales de otros escritores, refundirlos, y así encontrar las medidas del cóctel perfecto. Pero, insisto, creado completamente a partir de materiales previos que pueden ser rastreados sin mucha dificultad. En 1925, Lovecraft escribe, por encargo de un periódico, el ensayo El horror sobrenatural en la literatura (editado en España por Alianza), un panorama general de la literatura de terror desde la Grecia clásica hasta sus propio contemporáneos. Este ensayo, que le lleva mucho más tiempo del que creía, le da la oportunidad de conocer y aprehender la obra de varios autores para él hasta entonces desconocidos. Si hasta el momento su mentor había sido Edgar Allan Poe, y había también seguido la línea de cuentos de carácter onírico de Lord Dunsany, ahora podrá tomar, como esponja literaria que es, elementos de otros tantos: por citar a algunos, las obras de terror ambientadas en el mar de William H. Hodgson, o las extrañas historias de anticuarios de M.R. James proporcionaron a Lovecraft valiosas herramientas para desarrollar su creatividad. De hecho, las obras de estos dos últimos tendrían un inequívoco sabor lovecraftiano, de no ser porque este adjetivo sería estrictamente anacrónico.

En todo caso, de ese revoltijo de autores e ideas, surgió lo que terminarían siendo los llamados Mitos de Cthulhu, una mitología muy moderna: unos dioses completamente ajenos al hombre, con sus propios planes, donde la Humanidad es poco menos que una mota de polvo. Su alienación es tal que ni siquiera pueden ser pensados (entendidos, aprehendidos) por el hombre, detalle que pone de manifiesto la verdadera modernidad del planteamiento de Lovecraft.

Lo cierto es que ese imaginario ha sabido conectar con el público y hoy es cada vez más reconocido. Cthulhu, el ser primigenio con cabeza llena de tentáculos, garras y tamaño monstruoso, que duerme su sueño eterno en R´lyeh, la isla sumergida en el Pacífico, es quizá su creación más conocida, imitada y parodiada hasta la saciedad.

Pero Lovecraft no es sólo interesante por su obra, sino también por su personalidad. A pesar de su anodina vida y su pronta muerte (a los 47 años), supo rodearse de un aura de misterio y leyenda: solitario, flâneur nocturno, escribidor de más de 100.000 cartas a lo largo de su vida, amante del siglo XVIII hasta el punto de disfrazarse o gritar consignas anglófilas, Lovecraft fue un personaje, si me apuran, más interesante incluso que los que él mismo utilizaba en sus relatos, y que vale la pena conocer.

No quisiera terminar sin aportar algunas recomendaciones para que el lector pueda entrar en su mundo. Por lo que respecta a su obra, existe una edición clásica en Alianza de Los mitos de Cthulhu muy interesante para iniciarse en este escritor y todo su círculo. Para los más irredentos (y pudientes), los tomos de Narrativa completa de Valdemar son la mejor opción. En cuanto a su vida, la biografía de L. Sprague de Camp editada en Valdemar es la más completa en español. Recientemente apareció un pequeño ensayo de Michel Houllebecq, llamado H.P. Lovecraft: contra el mundo, contra la vida, que aporta una visión personal de este conocido autor sobre el soñador de Providence. Lecturas que pueden acercarnos al que ya se considera un m/hito de la literatura universal.